En el año 2008 y para festejar los 130 años del periódico, Feliciano Barrera, quien fuera su editor desde 1965, resumía su éxito de la siguiente manera:
En un medio de comunicación resulta esencial ofrecer una información seria y rigurosa, dentro de una línea editorial que respete la libertad y los valores que caracterizan al mundo occidental.
Este compromiso con el rigor y la seriedad choca no obstante con una entrevista recientemente publicada en dicho medio, que lejos de plantearse desde una perspectiva periodística se convierte en una plataforma para promocionar ideas conspirativas sin ninguna base real.
Así, el 25 de agosto de 2017, el empresario gallego Ghaleb Jaber Ibrahim era entrevistado con motivo de los recientes atentados en Cataluña, en calidad de Empresario, médico y periodista.
Nada más iniciar la conversación con la periodista, al explicar sus primeras impresiones tras los atentados, el empresario da una clara muestra del desconocimiento:
Nadie explica por qué sucede esto en Europa y no en Israel o Catar.
¿Cómo es posible que alguien pueda decir en una entrevista que no se producen atentados terroristas en Israel y que dicha respuesta pase todos los filtros de un medio que se pretende serio y riguroso?
Desde septiembre de 2015 hasta septiembre de 2016, en tan sólo un año, hubo en Israel 309 ataques terroristas, 40 muertos y cientos de heridos.
La entrevistadora no tiene la obligación de conocer los números exactos, ¿pero cuál es el grado de desconocimiento para que ante tamaña barbaridad no se le ocurra repreguntar al entrevistado?
Y si el lector albergaba alguna esperanza, confiando en que fuera un mero error, la siguiente respuesta dejaba expuesta totalmente la finalidad de dicha pieza periodística: no estamos ante un experto que analiza, sino ante un activista cuyo único objetivo es la difamación de Israel a través de modernos libelos de sangre:
desde el inicio del proceso de independencia cuentan con el asesoramiento israelí, siguen la misma metodología. La raíz de estos atentados tiene su origen en el ataque de la revista Charlie Hebdó y la compra de acciones de la misma por parte de grupos sionistas que lo único que buscan es crear conflictos entre la comunidad islámica y los países europeos.
El despropósito mayúsculo, con su imprescindible tinte antisemita, obviamente fue reproducido por medios ‘conspiranoicos’ del nivel de Hispan TV, medio oficial iraní, que no pierde cualquier oportunidad para acusar a Israel y los judíos de todos los males del mundo (desde la autoría del ataque del 11-S, envenenar los pozos palestinos, a experimentar con niños tunecinos, etc…) y con una marcada agenda anti-occidental.
¿Eso es en lo que desea convertirse El Correo Gallego? ¿Dilapidar su prestigio invirtiendo en conspiraciones antisemitas, y anti occidentales que nada tienen que ver con el rigor y la seriedad de la que hacían alarde sus fundadores?