¿Cómo se desinforma – o, puesto de otra manera, cómo se borra el límite entre la realidad, los hechos, y los intereses ideológicos de quien relata – pareciendo que se informa?
Entre otras cosas, invirtiendo la cronología – de los hechos, sí; pero acaso sobre todo de la presentación de datos en la propia crónica (lo que, por lo demás, jerarquiza esos elementos) -, desgarrando los hechos de manera que se presentan jirones apañados según la necesidad del redactor; y pretendiendo que dos sucesos sin correlación entre sí, sí lo están, lo que da pie a traer a colación aquello de lo que en realidad se quiere hablar (y callar lo que aparentemente urge silenciar).
Así, mientras el diario español ABC (Daesh golpea a Irán en plena escalada de la guerra en Gaza, 04/01/2024) decía dar cuenta precisamente del atentado en Irán, utilizaba ese suceso para hablar en realidad de Israel. Y es que, mientras mencionaba además a grupos terroristas vinculados o controlados por Irán – es decir, su injerencia en Siria, Líbano, Gaza (y Cisjordania) e Irak (amén de Yemen) -, era incapaz de ahondar en las consecuencias de esta política expansionista que utiliza el terrorismo como herramienta de palanca “diplomática”.
Tampoco mencionaba, ya que de relacionar el atentando en Irán y la guerra en Gaza se trataba, que sólo días antes, el diario israelí de preferencia de todo corresponsal que se precie – sí, el Ha’artez – informaba el 27 de diciembre de 2023 que la Guardia Revolucionaria de Irán había declarado ese día que el ataque del grupo terrorista palestino Hamás (financiado, armado y asesorado por Teherán) había sido una respuesta al asesinato en 2020, por parte de Estados Unidos, de Qasem Soleimani, Comandante de la Fuerza Quds iraní. Si bien Hamás se apresuró a negarlo, no es un dato menor; sobre todo cuando pretenden establecerse, por tenues y traídas de los pelos que sean, correspondencias entre el ataque in Irán y el conflicto iniciado el 7 de octubre de 2023 por la masacre perpetrada por el grupo terrorista palestino.
En su lugar, la crónica pasaba a afirmar que era el primer ministro israelí el que “parec[ía] dispuesto a extender los frentes y en una semana Israel ha matado a un general iraní en Damasco [“según Israel, muy implicado en los esfuerzos de Teherán por suministrar armas a sus aliados terroristas en la zona, incluido el grupo terrorista libanés Hizbolá”]; al número dos de Hamás, Salah al Aruri, en Beirut; y a una decena de milicianos de Hizbolá, en plena frontera [como si fuera una novedad la actividad de Hizbolá en la zona]”.
Aquí no sólo se invertía la temporalidad, sino que se eliminaban hechos centrales. Fue el grupo terrorista libanés Hizbolá (controlado por Irán) el que, por ejemplo, atacó el norte de Israel ya el 8 de octubre de 2023 – amén de previas violaciones al alto el fuego en la zona. Desde Yemen, fue Ansar Alá (los hutíes), también vinculado a Irán, quien comenzó a atacar a Israel, y a los barcos mercantes. Desde Siria es casi rutinario el lanzamiento de misiles y morteros, así como el abastecimiento de Hizbolá y otros grupos terroristas por parte de Irán. El común denominador en cada uno de estos eventos: el régimen teocrático iraní.
La desinformación continuaba en el medio cuando el cronista sostenía que “Israel demostró su capacidad de actuar de forma quirúrgica, al contrario de lo que hace en Gaza con sus ‘bombardeos indiscriminados’, en palabras presidente estadounidense, Joe Biden”.
La referencia a los dichos de Biden es una trillada fórmula para dar credibilidad a la afirmación y para eximirse de verificación o recurrir a una contraparte. Pero la cuestión es que, entre otros expertos, el General de Brigada (retirado) Mark Kimmitt, que fue Subsecretario de Estado para Asuntos Político-Militares y Subsecretario Adjunto de Defensa para Oriente Medio, argumentó que “llamar indiscriminada a la compaña israelí de bombardeos es una caracterización errónea tanto de la conducta de las IDF como de sus intenciones”.
Eso sí, la voz del presidente estadounidense es válida si, y sólo si, cuando conviene al marco con el que se presenta el conflicto. A su vez, recuérdese, no se trata, evidentemente, de informar, sino de algo bien distinto.
Pero, continuando, esta es también la forma de evitar mencionar los casi 500 kilómetros de túneles y búnkeres construidos por Hamás (su responsabilidad) para llevar a cabo sus actividades terroristas. Es la forma de eludir señalar que esos túneles tienen salidas en, muchos casos, en escuelas, hospitales (que pierden su protección si “una parte en el conflicto los usa para cometer, al margen de sus funciones humanitarias”), mezquitas y casas familiares – y las dificultades de la guerra urbana planteada por esa organización terrorista. Que buena parte del entramado residencial de Gaza, en definitiva, es un gran escudo humano para los miembros y jerarcas del grupo terrorista. En resumen, la estrategia deliberada y nada novedosa de poner a los ciudadanos en riesgo como protección y propaganda.
Finalmente, casi a modo de bonus track de la ejemplificación del mal quehacer profesional – o del bien quehacer activista, según se mire -, el siguiente desorden temporal (nada inocente):
“El último frente en sumarse a la guerra de Gaza fue Bagdad, donde un ataque estadounidense con drones acabó ayer con la vida de Mushtaq Talib al Said y uno de sus lugartenientes. Talib al Said era un alto mando militar de las Unidades de Movilización Popular, las milicias chiíes leales a Irán que actúan en Irak”.
Estas cosas de Estados Unidos, de andarle sumando – a saber en qué ecuación particular – elementos a una guerra ya poblada de piezas.
Pero, no, no, atentos, que venía algo más:
“El Pentágono asumió horas después el ataque, que justificó asegurando que el dirigente abatido ‘estaba activamente implicado en la planificación y realización de ataques contra personal estadounidense en Irak’. … Desde que estalló la guerra en Gaza, estas milicias chiíes –al dictado de Teherán– han atacado bases en Irak con presencia de tropas de Estados Unidos como respuesta al apoyo que Washington presta a Israel en la operación contra Hamás en Gaza. Son milicias controladas por Irán…”.
Pero, cómo; el frente que se sumaba, ya se había sumado… Y se seguía mencionando la implicación iraní sin hablar (ahondar, explicar) de la implicación iraní.
Las cosas que hace el tiempo en ciertos medios: dando saltos imposibles de adelantes hacia atrás y hacia los costados.
¿Ven cómo cuando se quieren hacer las cosas mal, se pueden hacer verdaderamente mal? Es que os quejáis de vicio. Si es que el activismo está más saludable que nunca… Ah, ya, que hablábamos del periodismo. Pues eso… Lo siento mucho; mi más sentido pésame, sepa que aquí estaremos, para lo que necesite, era un gran oficio…