Efe: exageraciones, parcialidades y olvidos

El 14 de noviembre de 2014, la agencia española de noticias Efe publicaba una crónica en la que aseguraba que:

Miles de palestinos de todas las edades rezaron hoy en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén por primera vez en meses, después de que Israel aceptara retirar la restricción de acceso para los menores de 50 años”.

Por “primera vez en meses”… ¿Seguro?

El diario Jerusalem Post indicaba el mismo día que “en semanas recientes, la entrada ha estado limitada a hombres mayores de 35 años y a mujeres, en medio de preocupaciones de que los jóvenes causaran perturbaciones en el sitio…”.

Por su parte, el diario español El Mundo apuntaba el 30 de octubre de 2014 que:


“Se teme ahora que el atentado contra Glick provoque acciones de venganza de jóvenes radicales judíos contra palestinos en Jerusalén. Más allá de enviar más fuerzas policiales a la ciudad, el Gobierno israelí ha ordenado el cierre hoy de la Explanada de las Mezquitas. Una prohibición vigente para judíos y musulmanes”.


Y el mismo 30 de octubre, Arutz Sheva informaba el 30 de octubre de 2014 que:

Ciertas restricciones se le han impuesto al acceso musulmán la Monte del Templo hoy, debido a que se anticipan disturbios por la llamada de Abbas a un ‘día de la ira’, que tendrá lugar como consecuencia de la muerte del terrorista que intentó asesinar al activista del Monte del Templo Yehuda Glick la noche del miércoles”.

Entonces, ¿meses o semanas?

Desde día que se implementaron las restricciones (30 de octubre) al día de publicación del artículo de Efe (14 de noviembre), transcurrieron 15 días. ¿Qué calendario está conformado por meses de menos de 30 días?

Pero es que el propio artículo de Efe indicaba unas líneas más abajo que:

“El fin de la restricción, en vigor desde hace semanas, se produce horas después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, viajara a Ammán para reunirse con el rey Abdalá II de Jordania y el secretario de Estado de EEUU, John Kerry…”.

“Tras el ataque al rabino [Glick; 30 de octubre de 2014; hace unas tres semanas], Israel cerró por vez primera en 40 años la Explanada de las Mezquitas al rezo musulmán…”.

¿Por qué inflar los tiempos?

¿Porque a continuación seguían párrafos de emotividad en los que palestinos daban cuenta de la “arbitrariedad” y la “opresión” israelí; y había que brindarle a ello un marco dramático que otorgase mayor credibilidad a las declaraciones?

¿Y por qué no explicar a qué se debió la implementación de restricciones para acceder al Monte del Templo – el lugar más sagrado del Judaísmo; algo que el cronista, centrado en reflejar la visión palestina del suceso, obvia mencionar?

Entonces, el redactor explicabade la siguiente manera los motivosla tensión en la ciudad santa:

La tensión había crecido sin freno en la ciudad desde que a principios de julio tres extremistas judíos mataron a un adolescente palestino en venganza por el asesinato tres semanas antes, a manos de exconvictos islamistas, de tres estudiantes israelíes en Cisjordania ocupada”.

Es decir, que fue una acción israelí o judía (de “extremistas judíos” frente a, simplemente, “exconvictos islamistas” – ¿por qué habían estado en prisión; por robar?) el detonante de la tensión. ¿El secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes es sólo un hecho que no hubiese provocado absolutamente nada de no haber habido “venganza”?

Así, continuaba diciendo que:

“Desde entonces se han repetido los enfrentamientos entre policías y jóvenes palestinos, así como los ataques de palestinos y colonos judíos.

La tensión alcanzó el cenit en las últimas tres semanas con dos atropellos mortales de conductores palestinos -que mataron a tres israelíes y una ciudadana ecuatoriana- en Jerusalén Este y el intento de asesinato de un rabino ultranacionalista que se repone en el hospital”.

El texto habla de “dos atropellos de conductores palestinos”, transformando dos atentados terrorista en sucesos que podrían ser interpretados como sendos accidentes que tuvieron lugar en el marco de un clima ya inflamado por los “ataques de palestinos y ‘colonos israelíes’”, sin distinción alguna.

Por otra parte, los “enfrentamientos” (una abstracción donde no existe causa, sino un continuo que se retroalimenta) entre jóvenes palestinos y policía israelí noparecen parte de unarealidad espontánea – véase este vídeo -, cuando existeuna constante incitación a la violencia por parte del liderazgo palestino.

El propio Abbas declaraba (palabras emitidas 19 veces por la televisión de la Autoridad Palestina entre el 17 y el 19 de octubre):

“Hay personas realizando el ‘Ribat‘ (conflicto religioso / guerra sobre tierra que ser reclama como islámica). Todos debemos llevar a cabo el ‘Ribaten Al-Aqsa [mezquita]. No es suficiente decir: ‘los colonos han llegado [a la mezquita]’. Han venido, y no deben venir al Santuario (es decir, Monte del templo). Tenemos que evitar, de cualquier modo, que entren en el santuario. Este es nuestro Santuario…”.

De “cualquier modo…”.

¿Esto es “moderado” – frente a lo “extremista”?

¿Por qué el rabino Glick sí es calificado como un “ultranacionalista”?

¿Por el hecho de reivindicar el derecho de los judíos de rezar en su lugar más sagrado?

Entonces, ¿cómo definiría Efe a los palestinos que por motivaciones religiosas asesinan a israelíes o judíos o intentan hacerlo?
Pero las definiciones están reservadas a los israelíes o judíos. Unas definiciones que, por lo demás, socavan la legitimidad que puedan tener los reclamos israelíes ante los palestinos.

Continuando con el artículo de Efe, en el párrafo 13º apuntaba que:

“Uno de los principales motivos de tensión fue la decisión de Israel de restringir la entrada de palestinos a la Explanada y la recurrente subida de ultranacionalistas judíos a este área, en el que también se erigieron el primer y segundo templo judíos…”.


Es decir, que para Efe, una consecuencia (restricción) de la tensión, fue la causa de la propia tensión (ataque terrorista contra la vida del rabino Glick)… Una vez más,se invierte la realidad para ubicar a Israel como disparador o culpable de las tensiones.

Esta inversión que se explica o, mejor dicho, se justifica, utilizando, por segunda vez, la definición de “ultranacionalistas” para los judíos: los “fanáticos” judíos provocan la restricción de la entrada de los musulmanes a su lugar sagrado…

La utilización de esta descripción de los judíos que reclaman o defienden algo contrario a la retórica palestina, se parece mucho, justamente, a la que hacen los propios líderes palestinos para restarle legitimidad a los reclamaos judíos.

Por ejemplo, según publicó el Times of Israel el 11 de noviembre, Mahmoud Abbas declaró:

“No dejaremos a los ‘extremistas’ israelíes ‘contaminar’ Monte del Templo”.

¿No parecen extremistas estas declaraciones? Incluso, la utilización de la palabra “contaminar”, ¿notiene tintes racistas?

En tanto, el texto de la agencia españolaproseguía afirmando que:


“Los ultranacionalistas judíos pretenden cambiar el status quo de esta explanada…”.

En cuatro párrafos, los judíos “ultranacionalistas” aparecen como causa sugerida de la tensión. Pero ni una sola vez en el texto se menciona las palabras “terrorismo”, “extremismo”, “ultranacionalismo” aplicadas a las acciones palestinas

Y, ¿cuál ese status quo que se menciona y no se explica? ¿Con quién y cuándo se llego a dicho acuerdo sobre el Monte del Templo?

Nadav Shragai, del Jerusalem Center for Public Affairs comentaba que en el julio de 1967, Israel amplió la ley israelí a la parte oriental de Jerusalén, incluso a la Vieja Ciudad y el Monte del Templo, que se encontraron bajo la soberanía israelí. Al garantizarles a los judíos el derecho de visitar el Monte del Templo, Moshe Dayan procuró mitigar el poder de las demandas judías de adoración organizada y control religioso en el sitio. Al conceder el control administrativo a musulmanes en el Monte del Templo, creyó que mitigaba el poder del sitio como un centro del nacionalismo palestino.

Y concluía:


“Sin embargo, el viejo status quo se ha degradado enormemente, aumentando el control y estatus musulmán en el Monte y minando el estatus de judíos y el estado de Israel en el Monte”.


El artículo, así, conducía al lector a formarse una idea del conflictoen laque los israelíes, o judíos, son “extremistas”, “ultranacionalistas”, que provocan situaciones – con sus arbitrariedades y agresiones, con su “pretensión” de “cambiar el estatus quo del Monte del Templo” – de tensión que arrastran a los palestinos a un callejón sin salida de violencia.

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