La agencia de noticias española Efe se ofrecía el 17 de junio de 2022 como vehículo para que el grupo terrorista libanés Hizbulá promoviera su propaganda no disputada por ninguna otra fuente o voz. Así, en todo el texto, las palabras terrorista o terrorismo no aparecía mencionada ni una sola vez. Y es que, postularse como reproductor de una única versión implica, por fuerza, la omisión de hechos, voces y fuentes que aporten otra información.
¿Qué censuraba Efe?
1. Para Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, Holanda, Australia y Nueva Zelanda designaron a Hizbulá como grupo terrorista. La Unión Europea, por su parte, hizo lo propio con el “brazo armado” de dicha organización.
Hizbulá no es meramente un “fiel aliado de Irán”, como señalaba la agencia de noticias, país con el que, añadía “mantiene estrechos lazos y que se cree ha contribuido a su financiación y florecimiento”. “Se cree”… ¿Quién cree? ¿Es un mero acto de fe o hay datos, hechos que respaldan la sospecha? ¿O es un hecho?
Sean Durns, analista de CAMERA, señalaba que, según Matthew Levitt, ex analista de terrorismo del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y el FBI, y actual director de contraterrorismo e inteligencia del Washington Institute for Near East Policy, Hizbulá fue fundado, en medio de la guerra civil libanesa, por agentes y diplomáticos iraníes a partir de un “grupo variopinto de milicias y grupos chiíes”.
El propio Levitt apuntaba en su libro Hezbollah: The Global Footprint of Lebanon’s Party of God, que Hizbulá había dejado claro en su plataforma, en una carta abierta dirigida a “todos los oprimidos/abandonados del Líbano y del mundo”, que el grupo juraba lealtad al Líder Supremo iraní y que llamaba al establecimiento de un estado islámico. La carta decía:
“Consideramos al régimen iraní como la vanguardia y el nuevo núcleo del Estado Islámico líder en el mundo. Acatamos las órdenes de un único liderazgo sabio y justo, representado por la ‘Waliyat el Faqih’ [gobierno de los juristas islámicos] y personificado por [el fundador de la República Islámica de Irán, el ayatolá Ruhollah] Khomieni”.
Órdenes, sí; y financiación también. Durns apuntaba que el principal patrocinador estatal de la organización terrorista es justamente Irán, que aporta entre 200 y 1000 millones de dólares al año – sin incluir la “asistencia militar”. De acuerdo a Levitt, gran parte de los fondos de Hizbulá son gestionados a través de bancos estatales iraníes, como el Saderat.
Y, como para acabar con las creencias e instalar el reino de los hechos, el 24 de junio de 2016 el “secretario general” de Hizbulá, Hassan Nasrallah declaró:
“Somos transparentes sobre el hecho de que el presupuesto de Hizbulá, sus ingresos, sus gastos, todo lo que come y bebe, sus armas y cohetes, provienen de la República Islámica de Irán”.
2. Publicaba Efe:
“La formación liderada por el clérigo Hasan Nasralá es conocida en Occidente principalmente por sus actividades armadas, que además de operaciones militares han incluido supuestos ataques como el coche bomba que en 2005 acabó con la vida del ex primer ministro libanés Rafic Hariri y otra veintena de personas.
Ayer mismo, el Tribunal Especial para el Líbano, con sede en Holanda, condenó en rebeldía a cadena perpetua a dos presuntos miembros de Hizbulá, Hussein Hassan Oneissi y Hassan Habib Merhi, por su vínculo con el atentado perpetrado hace 17 años en Beirut”.
La agencia realizaba así una doble tarea: por un lado, arrojaba dudas sobre los atentados (a los que mencionaba con el eufemismo reductor de “supuestos ataques”) terroristas que ha perpetrado Hizbulá; a la vez que, por el otro, le daba un carácter militar a su accionar – es decir, legítimo, sujeto a derecho.
El mencionado Tribunal Especial declaraba:
“El 10 de marzo de 2022, la Sala de Apelaciones concluyó, además de condenar a Merhi y Oneissi, que para coordinar el atentado se utilizó una red de teléfonos, denominada por la Fiscalía ‘Red Verde’. Merhi y Ayyash, ambos condenados por el Tribunal, eran miembros de la ‘Red Verde’. También concluyó que esta red estaba coordinada por Mustapha Amin Badreddine, que resultó ser un comandante militar de Hizbulá durante 2004 y 2005, y que al parecer murió en Siria en 2016”.
Pero no es este el único atentado terrorista perpetrado por el grupo chií libanés. Ni mucho menos.
3. Efe omitía. Y mucho. Casi todo, vamos.
Sean Durns enumeraba algunos de los, para Efe, “supuestos ataques”:
El 18 de abril de 1983, Hizublá atentó contra la embajada de Estados Unidos en Beirut con un camión bomba, matando a 63 personas, 17 de las cuales eran ciudadanos estadounidenses. Un ataque terrorista posterior, el 23 de octubre de 1983, en el que se empleó un camión bomba, mató a 241 militares estadounidenses que estaban destinados en Beirut como parte de una fuerza de paz. La compleja operación incluyó también un ataque casi simultáneo contra el complejo militar francés en Beirut, en el que murieron 58 personas.
Otras operaciones parecían indicar la creciente sofisticación de Hizbulá, como varios secuestros de aviones y el atentado del 12 de abril de 1984 contra un restaurante cercano a la base de las fuerzas aéreas estadounidenses en Torrejón (España), que mató a 18 militares e hirió a 83 personas.
Además…, Hizbulá también ha atacado a personas e instituciones israelíes y judías en el extranjero. El 17 de marzo de 1992, Hizbulá – con la ayuda de agentes iraníes- atentó contra la embajada israelí en Buenos Aires, matando a 29 personas e hiriendo a más de 200. El 18 de julio de 1994, Hizbulá e Irán atentaron contra el centro comunitario judío de Buenos Aires, matando a 86 personas e hiriendo a más de 200.
Pero cómo iba a mencionar todo esto Efe, si se trataba de un entrañable momento de festejos…
Cómo iba a mencionar la relación de Hizbulá con el tráfico de drogas y el lavado de dinero resultante de esa actividad.
Cómo iba a hacerlo si, aunque pareciera una crónica, era en realidad, y en el mejor de los casos, una tarjeta de feliz cumpleaños…