Si en un previo artículo sobre la cobertura del atentado contra una sinagoga por parte de EFE, destacábamos el activismo de la agencia y la voluntad de predisponer al lector en contra de una de las partes, una crónica posterior acerca de otro atentado y la alarma causada por este volvía a presentar un mismo tipo de problemas.
En este caso, era destacable el segundo párrafo, en el que EFE señalaba que:
“El último ataque se registró por la mañana en el asentamiento de colonos judíos Ciudad de David, ubicado dentro del barriopalestinode Silwan, en Jerusalén este ocupado.”
“Asentamiento”, “colonos”, “ocupado”… En una sola frase. El léxico, una vez más, deja de la lado las complejidades legales de los territorios e incidía en una idea de ilegitimidad, de modo a dejar caer sobre los israelíes una sombra de culpabilidad por lo sucedido.
Por si fuera poco la incidencia en la supuesta ilegitimidad de los israelíes, que EFE pretendía aportar desde el vamos de la crónica, a lo largo del texto se podía encontrar el término “colono” tres veces, “asentamiento” 2 veces y “ocupado” 3 veces. Una suerte de “regodeo” necesario para desligar al lector de cualquier empatía hacia las víctimas.
Ese señalamiento se veía reforzado a su vez por la doble vara de medir con la que la agencia EFE trataba a los protagonistas de su crónica. En el marco de un atentado contra israelíes, la agencia definía al político israelí Ben Gvir que se rendía al lugar del atentado como como “colono extremista anti árabe”, pero quien cometía un atentado a sangre fría era un mero “atacante” o “agresor” desprovisto carga adjetival