Eso, precisamente hacía la agencia de noticias española Efe el 16 de noviembre de 2021 en su crónica titulada “Un palestino muerto por disparos del Ejército israelí en Cisjordania ocupada”.
De entrada, ya ofrecía las claves para interpretar el texto. “Un palestino” sin identificar, “Ejército israelí” como sujeto activo, y “Cisjordania ocupada” como contexto. Pero, como nada puede ser librado al azar, o al lector, había que seguir omitiendo:
“Un palestino murió esta madrugada por disparos del Ejército israelí, durante enfrentamientos con soldados en una localidad del Valle del Jordán, en Cisjordania ocupada, informó el Ministerio de Sanidad palestino”.
“El joven de hoy es el segundo palestino muerto por fuego israelí en lo que va de noviembre…”.
En cinco párrafos, donde había sitio para conocer el lugar de entrada de la bala, no había espacio para apuntar que, como informaba el Times of Israel el mismo día, el palestino en cuestión “parece tener vínculos con [los grupos terroristas] Yihad Islámica Palestina y Hamás”, aunque, acotaba el medio, dichas organizaciones no lo reclamaron inmediatamente como un miembro. Además, este diario daba cuenta de que el Ejército israelí había indicado que el sujeto fue abatido mientras “arrojaba un artefacto explosivo” desde un automóvil en movimiento contra unos soldados.
Mientras que el diario israelí Ha’artez apuntaba que la Yihad Islámica había publicado un anuncio diciendo que era Bani Odeh era uno de sus “militantes”, que “luchó contra las fuerzas israelíes”.