Por lo demás, los medios dieron cuenta de la historia (la pérdida de sus piernas en un “bombardeo israelí” mientras intentaba rescatar personas) de Abu Thuraya sin molestarse en verificarla: cuadraba perfectamente en la imagen de dramático victimismo con que los medios presentan a los palestinos y su “causa”.
Pero la investigación llevada a cabo por la policía militar israelí ha concluido, según ha publicado hoy el diario Ynet, que:
“… los disparos de los francotiradores ese día habían cesado una hora antes de que, según afirman los palestinos, Abu Thuraya fuese alcanzado por una bala. Los francotiradores dispararon contra los instigadores centrales en sólo tres oportunidades ese día.
La investigación reveló que unos 1000 palestinos tomaron parte de la violenta manifestación cerca de la valla ese día. Algunos arrojaron piedras y cócteles molotov, así como también un tubo bomba…”
“Una investigación de la División Gaza reveló que Abu Thuraya, quien frecuentemente participaba in las protestas ante la valla, visitó a su familia la noche anterior al incidente y se disculpó por tener que despedirse de ellos como un ‘shahid’ [“mártir”]”.
Una de las hipótesis con las que se trabajó, aunque no fue probada por la investigación,fue la de que Abu Thuraya hubiese muerto como consecuencia del rebote de material utilizado para dispersar la protesta.
Por otra parte, existe evidencia de que Abu Thuraya no perdió sus piernas en un “bombardeo israelí”, sino tomando parte activa en un enfrentamiento contra fuerzas israelíes.
Pues bien. Ya hace unas siete horas que medios israelíes publicaron las conclusiones de la investigación israelí sobre el incidente, y los mismos medios que se abalanzaron a informar sobre algo que no había sido confirmado, permanecen en silencio. Podría decirse que siete horas es muy poco. Pues no. No hicieron falta muchas más para que publicaran crónicas sobre la muerte de Abu Thuraya (por ejemplo, véase aquí). Más bien, en plena era de internet, de ediciones digitales de los periódicos, hace falta mucho menos; máxime cuando se cuenta con corresponsales en la zona que, supuestamente, están pendientes de aquello noticiable que allí ocurre. Pero la atención parece estar dirigida a todo lo que pueda servir como imputación contra Israel. El resto, mutis.
Parece que a esta altura es de lo más redundante preguntar. Pero, para no perder la costumbre: ¿Dónde está la cobertura?