En su sección diaria LA TRONERA, del diario español El Mundo, el escritor Antonio Gala vuelve a hacer de la crítica Israel una válvula de escape para su antisemitismo más que probado.
El 13 de Septiembre, Antonio Gala escribía:
Turquía e Israel
Netaniahu, o su Gobierno en general- está haciendo a Israel un daño político, no económico- quizá irremediable. La gente, no yo, cuidado con las opiniones ligeras- ya ha empezado a pensar: Los judíos, como siempre, si más les das, más quieren. Es muy flaco el favor que se hacen a sí mismos por no pedir un perdón que debieron pedir hace ya mucho. Si Erdogan, el turco, ha roto lazos con Israel, es porque este Israel tiene la virtud de tocarle las narices a él como a Dios Padre, o a Jehová o Alá o al dios que sea o al pueblo con quien trate. ¿No sería posible otra actitud, en ese territorio donde estuvieron los dulces y añorados kibutz, que yo tuve ocasión de acariciar un poco todavía, mantenidos por sueños e ilusiones de quienes teníamos el hedor del Holocausto dentro del corazón? ¿Por qué Netaniahu, tan dependiente de sus compatriotas (no sé si me excedo) o sus consanguíneos (sí, me excedo) es tan osado, o tan insensato, como para obrar como obra, renovando el brote de antipatía que lo hebreo despierta en lo no hebreo? ¿O es que quiere conquistar el mundo, o renovar la historia trágica de su pueblo elegido? Cuánto me gustaría una respuesta.
pogromos, guetos voluntarios o no, exterminios, persecuciones, expulsiones… Desde Egipto a Sefarad, desde Canaán a Sión: todas tierras prometidas. ¿No haría bien preguntándose el porqué le ocurre siempre igual? ¿O estará el resto del mundo equivocado? (ib.)
Su supuesta sensibilidad sólo responde a la necesidad de aparentar neutralidad, para así poder condenar a Israel sin que pueda sonar sospechoso de prejuicio. Sin embargo, han sido varias ya las señales que ha dado en el pasado de su obsesión judeófoba que él pretende disfrazar bajo la máscara de la crítica legítima a Israel.
En esa línea, Antonio Gala, critica a Netanyahu por tocarle las narices a Erdogan, sin tener en cuenta que fue Erdogan quien decidió romper relaciones con Israel, después de que la Comisión Palmer de la ONU avalara el bloqueo israelí a Gaza y legitimara el abordaje a la Flotilla.
Pero para Antonio Gala, amparado en una supuesta la gente que ya ha empezado a pensar: Los judíos, como siempre, si más les das, más quieren, las víctimas son responsables de los crímenes que contra ellos comenten.
Para él no importa que Netanyahu haya repetido hasta la saciedad su voluntad de que existan dos estados conviviendo en paz, ni que Israel ya ha demostrado que no tiene intenciones de quedarse con tierras si alcanza acuerdos de paz con sus vecinos, asegurándose así de que no volverá a ser víctima de una nueva agresión. Fiel a su idea de que algo habrán hecho los judíos para que los odien, el escritor termina vaticinando bajo forma de pregunta, que en su voluntad de conquistar el mundo, Netanyahu renovará la historia trágica de su pueblo elegido.
La utilización que hace Gala de su supuesta sensibilidad ante la industrialización del crimen de seis millones de judíos resulta, cuando menos, obsceno, una falta de respeto a la memoria y un insulto a las víctimas. El diario El Mundo es cómplice de ello, al permitirle expresarlo.