La corresponsal de El País, Ana Carbajosa, reporta desde Gaza el 26 de mayo que Una flotilla internacional con ayuda humanitaria navega hacia Gaza. Escribe Carbajosa:
Los buques, de países como Turquía, Grecia, Reino Unido e Irlanda, transportan más de 10.000 toneladas de ayuda humanitaria, como medicinas, material de construcción, libros y casas prefabricadas.
Resulta absurdo que un corresponsal que está actualmente en Gaza, como lo afirma Carbajosa, reporte sobre esta flotilla y no escriba absolutamente nada sobre las reales condiciones en Gaza que ella puede constatar con sus propios ojos. La real situación es conocida a través de otros reporteros y periódicos, que reportan la verdad completa y balanceada, tal y como es.
Por ejemplo, Carbajosa no cuenta a sus lectores que la tal ayuda humanitaria que trae la flotilla no lo es, porque no hace falta ayuda humanitaria en Gaza. Carbajosa no cuenta a sus lectores que los mercados de Gaza rebozan de comida, vegetales frescos, carnes y todo lo necesario (ver fotos). Tampoco relata a sus lectores que se acaba de inaugurar una piscina olímpica en Gaza, cuyo tamaño, según su propia definición, es de 50 metros por 21 metros, la cual, tal cual lo reporta Libertad Digital , requiere dos millones y medio de litros de agua para ser llenada. ¿Cuánto cemento hará falta para construir una piscina de ese tamaño y cómo es entonces que hacen falta materiales de construcción en Gaza?
Tampoco reporta Carbajosa sobre los lujosos restaurantes de Gaza, como el Roots Club, donde según la guía turística Lonely Planet, se puede cenar steak au poivre y pollo cordon bleu. El sitio web del restaurant en árabe, ofrece una ventana a su calidad y nivel. Quizás Carbajosa, ya que está en Gaza, podría visitarlo y escribir una nota sobre la comida y los clientes. En caso de que Carbajosa quiera invitar a otros corresponsales extranjeros, puede visitar el sitio web del restaurante en inglés.
El periódico canadiense National Post escribe que muchos palestinos tienen un estilo de vida de clase media e incluso de clase alta, hecho que la mayoría de los periodistas, como es el caso de Carbajosa, no reportan.
Por supuesto que hay pobreza en Gaza. La pobreza también existe en muchos países, inlcuído el vecino Israel. La pregunta es: ¿Por qué no escribe Carbajosa sobre un régimen que crea un estilo de vida lujoso para algunos ciudadanos y mantiene en pobreza abyecta a otros a los que usa como peones de sus juegos politicos internacionales? ¿Cómo es que leemos reportajes continuamente sobre la falta de materiales de construcción para la reconstrucción en Gaza pero sí hay materiales para una piscina olímpica? Todas estas respuestas ofrecerían un fascinante material para un artículo que Carbajosa podría componer desde Gaza. Los lectores de El País deben saber la verdad completa.
En su reportaje, Carbajosa acusa recibo de declaraciones de activistas en la flotilla, sin reportar la realidad que se observa en la Franja, la cual la periodista puede constatar personalmente. Esto es entonces un reportaje realmente sesgado. La información que la periodista puede obtener por sus propios ojos obviamente no responde al mensaje que tanto Carbajosa como El País continúan taladrando en sus lectores: que en Gaza se vive una crisis humanitaria que hace necesaria la llegada de una flotilla de salvadores. Un relato conmovedor pero lejos de la verdad. Por información procurada por el Ministerio de Exteriores de Israel que ReVista monitorea constantemente, Israel ha enviado 1 millón de toneladas de abastecimientos a Gaza en los últimos 18 meses, esto es casi una tonelada por habitante de la franja.
La realidad es que, según cuenta el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí en un documento hecho público esta semana, el presunto bloqueo es tan severo que en los últimos 18 meses han entrado en la Franja, a través de Israel, un millón de toneladas de suministros, es decir, cerca de una tonelada para cada uno de los habitantes de la zona.Y es que, aunque las fronteras están habitualmente cerradas por obvias razones de seguridad, Israel mantiene abierto un corredor humanitario, reconocido por organizaciones como la Cruz Roja y las propias Naciones Unidas, por el que continuamente llegan a la Franja productos perecederos y alimenticios de primera necesidad que se distribuyen en Gaza a través de organizaciones de ayuda o del sector privado.
Comida, arroz, trigo, leche en polvo…
Sólo en los cuatro primeros meses de este año se han introducido en la Franja de Gaza 94.500 toneladas de suministros, entre ellos 48.000 de diferentes tipos de comida, 40.000 de trigo, 2760 de arroz o 553 de leche en polvo y alimentos infantiles.
El Ministerio Israelí ha ofrecido hasta los datos de la ayuda introducida la pasada semana, y las cifras son impresionantes: 100 camiones de comida para animales, 65 de frutas y vegetales, 22 de azúcar, unos 27 de carne, aves de corral y pescado, y otros 40 de productos perecederos.
Hay que añadir que, además, los suministros se adaptan a las necesidades propias de la población e incluso a las que surgen en determinadas festividades, por ejemplo, durante el pasado ramadán 11.000 cabezas de ganado entraron en Gaza.
Ayuda y suministros médicos
Otra de las críticas habituales de la propaganda antiisraelí es la ausencia de suministros médicos para los hospitales de Gaza y la imposibilidad de que los residentes reciban tratamiento médico en el exterior, según Israel esto dista mucho de ser cierto: nunca se le niega a un palestino tratamiento médico en hospitales del estado judío.
Así, sólo durante el año 2009 más de diez mil pacientes y sus acompañantes visitaron territorio israelí para recibir tratamiento médico. Además de eso cerca de 200 miembros del personal médico israelí entran cada mes en la Franja para ofrecer su trabajo en Gaza, e Israel también coordina la entrada de profesionales sanitarios jordanos.
También se facilita la llegada de material médico a través de la frontera israelí: cerca de 5.000 toneladas entraron en 2009 mientras que en una semana habitual de este año se mandan a la Franja 37 camiones de material higiénico.
Todo este esfuerzo se mantiene a pesar de que, desde el año 2005, los palestinos han explotado estos acuerdos relacionados con el material médico y la salud para intentar ejecutar atentados terroristas en más de 20 ocasiones.
¿Y la electricidad?
Los apagones por deficiencias en el suministro eléctrico son también objeto habitual de la propaganda, pero la realidad vuelve a ser muy distinta en este caso: según las cifras ofrecidas por el Ministerio de Exteriores el 70 % de la electricidad consumida en Gaza proviene directamente de la red eléctrica israelí.
Por el contrario, sólo un 10% es generada por Egipto y algo menos de del 20% se produce en la central de generación dentro de la propia Franja, cuyo combustible se introduce, por supuesto, a través de territorio israelí.
Además, hay que señalar que durante el año 2009 se han enviado a Gaza hasta 41 camiones con material eléctrico para el mantenimiento de la red en el territorio dominado por Hamas.
¿Cifras propias de un país pobre?
Por último, el análisis de algunas de las cifras con las que habitualmente se mide la calidad de vida en un país nos refleja también una verdad muy diferente a la de la zona sumida en el desastre que solemos ver en los medios.
Así, la esperanza de vida supera los 73 años, más que la de países de la UE como Estonia o Bulgaria; y la tasa de mortalidad infantil es, por su parte, inferior a la de países de su entorno como Jordania y Líbano.
Otros indicadores de desarrollo también son razonablemente elevados: el 20% de la población posee ordenadores personales, tasa que supera a la de países como Brasil, Rusia o el propio Portugal; y, por último, el 70% posee televisión y radio y tiene acceso a cadenas locales, a israelíes e incluso a cadenas por satélite.