“La Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, le solicitó a Israel, el 1 de junio, que comenzara a reducir a la mitad la cantidad de electricidad suministrada [a la Franja de Gaza], en medio de una creciente lucha por el poder con su rival de Gaza, el grupo terrorista Hamas”.“Pero, en un giro, el Ministro [israelí] de Energía, Yuval Steinitz, rechazó esta semana dicha petición, y bloqueó más cortes eléctricos a dicho territorio palestino”.
Pero en los medios en español, el silencio campó a sus anchas. Tanto, que casi podía leerse.
Aguardaban, quizás, la ocasión para exclamar: “Gaza sitiada por Israel”. “Gaza asfixiada por Israel”. “Israel, demonio que extiende el sufrimiento”. Lo de siempre, vamos.
Escribió Josephine Tey (Elisabeth Mackintosh), en The Daughter of Time (La hija del tiempo, 1951):
“Es raro, pero cuando le cuentas a alguien la verdad sobre una leyenda, no se indigna con el narrador, sino contigo. No quieren que les desbarates las ideas. Creo que les produce una vaga inquietud y se ofenden. Así que lo rechazan y se niegan a pensar en ello. Si se mostraran meramente indiferentes, sería algo natural y comprensible. Pero es más fuerte que eso, mucho más claro. Les molesta”.