Así pues, jugaría –en el primer caso aludido – con la idea preexistente de que los judíos, que conspiran globalmente, sin importar la causa, están relacionados de alguna manera en el movimiento independentista catalán. Después de todo, y más allá de la confusa leyenda, el dibujo, que habla por sí mismo más que las breves palabras, aúna la estrella de David y el lazo, uniendo y equiparando peregrinamente dos símbolos desligados: el brazalete impuesto a los judíos para identificarlos, primero, y luego para asesinarlos industrialmente; y el lazo elegido por los independentistas catalanes y que es utilizado en otras partes del mundo con diferentes significados para simbolizar apoyoa aquellos presos por llevar adelante el intento de secesión. Es decir, igualaría asíel Holocaustocon la expresión ideológica de un grupo de catalanes y la situación desprendida de la misma. Ergo, o se pretende dar a entender (tercera interpretación posible) que el Holocausto fue un mero desacuerdo ideológico promovido por judíos díscolos; o que, segunda glosa (y aquí la leyenda podría tener algún sentido), la Justicia española lleva adelante los mismos pasos previos la distinción del otro ejecutados en la Alemania nazi.
Y ciertamente no es ni una ni otra lectura.
Y, hablando de lecturas posibles, una más (en la que la leyenda también podría tener algún sentido): Aquellos que se quitan el lazo y podría incluirseaquellos que no lo llevan, ni lo han llevado -, pasarán a ser víctimas de los independentistas como los judíos lo fueron de los nazis. El problema de esta exégesis es que los judíos una minoría – no tenían un estado detrás que los protegiera.
Pero poco importa la interpretación que se haga de la viñeta, porque se trata de una flagrante banalización y utilización ideológica de un crimen sin parangón dirigida a un amplio público dispuesto a ver una u otra interpretación.
En resumen, se trata de una práctica fácilmente justificable es sencillo desligar interpretación y ofensa del confuso producto -; después de todo, trabajar sobre un firme sedimento de sobreentendidos y correspondencias permite la trinchera de equívoco.