La idea en general, era vender la sensación de que Israel escalaba la tensión en el Líbano a través de un ataque indiscriminado, en el que algún miembro de Hezbollah había caído. Para ello, casi la totalidad de los medios evitaban mencionar la cincuentena de muertos, ahí sí una mitad de ellos civiles, causados por los más de 8000 cohetes y misiles lanzados desde el 7 de octubre por Hezbollah.
La primera frase del artículo es especialmente elocuente, y podría ser paradigmática de un nuevo periodismo que escribe más basándose en la idea que en los hechos
Visto lo visto, si lo que se intenta es hacer pasar el mensaje de Hamás como verdad absoluta y con ese fin se dispone de la información, habrá que inventar un nuevo término: Hamasar.
A cinco meses de la masacre del 7 de octubre, repasamos los titulares del diario español El País, empezando por sus primeras informaciones respecto a lo sucedido el mismo 7 de octubre y la subsiguiente guerra entre Hamás e Israel.
Durante los diez minutos que duró la entrevista, ni una sola vez, el señor Borrell hizo mención a Hamás, ni al 7 de octubre, ni a los secuestrados, ni al lanzamiento de cohetes sobre Israel, ni a Irán... Como si no fueran actores morales, los palestinos son presentados como meros objetos, receptores del actuar solitario israelí.
En términos generales, las buenas intenciones de ahondar en el conflicto se veían eclipsadas por una serie de falsos lugares comunes, omisiones trascendentes, por el empleo de cifras sin contrastar, la repetición de mantras anti israelíes y los delirios antisemitas.
Hemos construido un texto basándonos en las crónicas periodísticas existentes sobre el conflicto palestino/israelí y lo hemos cambiado de marco histórico
Actores clave como los grupos Hamás o Yihad Islámica (que han reivindicado a una gran parte de las víctimas palestinas) tampoco aparecen en el relato. Por no aparecer, ni siquiera aparece la palabra “terrorismo” (salvo en una ocasión para desvirtuar la acusación).