El diario
ABC (02/06/2015) hacía un
breve retrato “de algunas de las mujeres terroristas que más repercusión han tenido en los últimos tiempos”. Una de las elegidas era la palestina Leila Khaled, a la que se la presentaba como una víctima de las circunstancias históricas, que la llevaron, junto al grupo terrorista
Frente Para la Liberación Palestina, a “la táctica de secuestro como plataforma para
dar a conocer al mundo la situación de la Palestina ocupada”.
Es decir, un grito desesperado de atención – mas, despojado de cualquier intención de dañar, herir.
Algo que, por otra parte, no era nuevo en el medio. Ya en enero de este año, un artículo (“
Leila Khaled ¿terrorista palestina o luchadora por la libertad en Sudáfrica?”
)había intentado difuminarlas actividades terroristasde Khaled.
Quien en 2012, según publicó el diario de la Autoridad Palestina, Al-Hayat Al-Jadida – y recogió la organización Palestinian Media Watch – “subrayó que la hoja de ruta a Palestina es la resistencia y lucha armada…”.
Pero, prosiguiendo con el artículo del 2 de junio, a diferencia delperfil de Khaled, el retrato de, por ejemplo, Samira Ahmed Jassim, “también conocida como Um al-Mumenin, ‘la madre de los creyentes’”, y que fue “integrante de Ansar al Sunna, grupo extremista iraquí de origen suní ligado a Al Qaeda”, ya era bien distinto:
“… fue detenida por las fuerzas de seguridad iraquíes el 21 de enero de 2009 por su función de reclutamiento de mujeres para convertirlas en ‘terroristas suicidas’.
Para lograr ese letal destino, había sistematizado el siguiente método: realizaba ciertas tareas de inteligencia, encontraba a adolescentes dolidas por la guerra y ordenaba su violación aumentando la vulnerabilidad emocional de las víctimas. Tras el shock, comenzaba una lenta maniobra de manipulación, con rigurosas técnicas de persuasión. Las convencía de que había una sola forma de lavar sus culpas y vergüenzas: inmolarse en un ataque suicida”. (El resaltado es del medio)
Ni hablar ya, del perfil de Idoia López Riaño e Inés del Río Prada de la banda terrorista ETA.
Lo que un caso parecía el producto “romántico” de una imposición externa, en los otros se mostraba sin velos: una realidad de asesinatos, odios y crueldad.
Mas, puestos a retratar mujeres terroristas palestina, por su significación en los grupos a los que pertenecieron, por el papel que jugaron en su momento, y el que ahora juega su recuerdo – como
modelo a seguir, como
propaganda, como vehículo para la
glorificación del terrorismo (y su justificación como medio y fin en sí mismo, en definitiva)-, acaso sean más relevantes – los numerosos y reiterados
honores que les rinden
Fatah y la Autoridad Palestina, así lo indican:
Dalal Mughrabi, que en 1978
lideró el ataque más letal de la historia de Israel, cuando, junto a otros terroristas
secuestraron un autobús y mataron a 37 civiles, 12 de ellos niños.
O
Wafa Idris, la
primera terrorista suicida palestina.
Asesinó auna personae hirió a más de 100 en un
ataque en el centro de Jerusalén en 2002.
Claro que la imagen de la “causa” palestina, no queda muy bien parada detrás de tanta realidad…