Según la página del Ministerio de Exteriores del Estado judío, el mandatario israelí dijo, hacia el final de su discurso, lo siguiente:
“Whoever hurts us, we hurt them — legally, civilly, humanely — but terrorism only wins if we do not fight it. Let us fight it, because all of our futures are at stake”.
“A quienquiera que nos haga daño, le haremos daño – de manera legal, civilizadamente y humanamente -, pero el terrorismo sólo gana si no lo combatimos…”.
Elvideo delactoconfirma que Netanyahu dice justamente eso (la palabra que utiliza es פוגע (pogeah), que, si bien también podría entenderse como “atacar”– con lo que, en todo caso, la frase quedaría: “a quienquiera que nos ataque, lo atacaremos…” –, bajo ningún concepto puede entenderse como “atentado” o “ataque terrorista”).
Según el diccionario de la Real Academia Española:
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Pues bien, ¿cómo es posible que las declaraciones de Netanyahu se transformaran, de pronto, en lo siguiente?:
“El primer ministro israelí, durante su visita oficial en Buenos Aires, arremetió contra Irán y lo señaló como el autor intelectual escondido detrás de los atentados a la Embajada de Israel de 1992 y al edifico de las sedes de la AMIA y la DAIA (principales instituciones políticas y economías judías) en 1994. ‘Llegó el momento –dijo- de culpar, por completo, a Irán y que asuma su responsabilidad’. Dicho esto, advirtió: ‘El que atenta contra nosotros, nosotros atentamos contra él’”. (ABC, España, 12 de septiembre de 2017)
Y vale la pena reiterar algo que ya se mencionara más arriba: no es posible interpretar las palabras de Netanyahu de esta manera.
“Netanyahu empezó con su discurso contra Irán, algo que suele ser incómodo para los países anfitriones -porque se habla de terceros países- pero que en este caso involucra a la Argentina ya que la Justicia siempre apuntó a Hezbollah como artífice del atentado y a Teherán como fuente de financiamiento. Ciudadanos iraníes están acusados aquí por el ataque a la AMIA. Luego remató con una frase que la traductora dejó en claro así: ‘Aquel que atente contra nosotros, nosotros atentaremos contra ellos’” (Clarín, 11 de septiembre de 2017).
Mas,no se quedaba allí la mala praxis. Porque, sospechando un error o una disonancia en la traducción (algo especialmente claro en el caso de Clarín), y más allá de la total falta de voluntad de aclararlo, ambos medios incurrían en una falta de profesionalidad más activa, si se quiere: omitían la inmediata continuación de la frase (“… — legally, civilly, humanely — but terrorism only wins if we do not fight it/… – de manera legal, civilizadamente, humanamente – pero el terrorismo solo gana si no lo combatimos”) que desmoronaba la posibilidad de que la palabra “atentado” (con su inequívoco sentido) efectivamente formase parte del discurso del Primer Ministro israelí.
Así pues, quedaba claro que para el dignatario, al terrorismo no se lo combate con terrorismo – de hecho, en 2015, a raíz del ataque perpetrado por extremistas judíos contra una familia palestina en Cisjordania, Netanyahu declaró: “Esto es un atentado terrorista en todos los sentidos. El Estado de Israel lucha enérgicamente contra el terrorismo, independientemente de quiénes sean los autores”.
Pero es que, además, valoraciones políticas aparte, es prácticamente inconcebible que un orador como Netanyahu – que además no estaba improvisando, sino leyendo el discurso (es lícito inferir que el mismo que publicó el Ministerio de Asuntos Externos israelí) – incurra en semejante torpeza.