Una breve búsqueda en internet de noticias en español sobre el hecho arrojaba un resultado desalentador: sólo la agencia Europa Press abordaba el asunto el 10 de abril de 2020. Y, al hacerlo, dejaba de mencionar un dato muy perturbador: una trabajadora (¿o extrabajadora?) de Amnistía Internacional denunció por Facebook a los activistas, etiquetando en su publicación a miembros de Hamás.
Según daba cuenta la ONG UN Watch – haciéndose eco de información publicada por el diario New York Times el 10 de abril de 2020 -, Hind Khoudary, que es descrita por la organización de derechos humanos con sede en Londres como una consultora de investigación’ y una trabajadora’ de Amnistía Internacional, publicó denuncias airadas en Facebook contra el Sr. [Rami] Aman [uno de los activistas detenidos] y otros por la llamada, etiquetando a tres funcionarios de Hamás para asegurarse de captar su atención’. Luego, Hamás lo arrestó por traición a su pueblo y sus sacrificios’.
¿Trabajadora o extrabajadora?
Según Khoudary, su publicación no tuvo nada que ver. Y, además, declaraba:
Quiero que todas las actividades de normalización que está llevando a cabo [el activista por la paz Rami Aman] con Israel desde Gaza paren inmediatamente, porque cualquier actividad conjunta, cooperación o diálogo con israelíes es inaceptable, incluso con activistas israelíes por la paz.
¿Cómo es que Amnistía Internacional empleó a Khoudary?
Más aún, teniendo en cuenta que el director de UN Watch, Hillel Neuer señalaba que a partir de sus publicaciones en las redes sociales, queda claro que Khouday ha sido durante mucho tiempo y abiertamente, partidaria de los actos terroristas contra israelíes tanto de Hamás como Hizbulá. Amnistía debe llevar a cabo una investigación independiente sobre quién sabía dentro de dicha organización del apoyo a la violencia terrorista por parte de Khoudary.
Esta problemática dentro de Amnistía Internacional no es nueva. según la organización NGO Monitor, Amnistía Internacional, que en agosto de 2015, una serie de artículos publicados por el diario Times (Londres) reveló que Yasmin Hussein, directora de Credo y Derechos Humanos, tenía vínculos con la Hermandad Musulmana y posiblemente con Hamás.
Además, NGO Monitor apuntaba que, en violación de su política de imparcialidad, [Amnistía Internacional] emplea como investigadores, en su sección Israel, Territorios Palestinos Ocupados y Autoridad Palestina’, a dos activistas antiisraelíes con trayectorias bien documentadas de activismo radical en el contexto del conflicto árabe-israelí: Deborah Hyams y Saleh Hijazi [quien fuera funcionario de relaciones públicas de la Oficina del Ministerio de Planificación de la Autoridad Palestina].
En 2012, el Council on Foreign Relations publicaba un blog firmado por Elliot Abrams en que señalaba:
El actual conflicto entre Hamas (y otros grupos terroristas) e Israel ha sacado lo peor de Amnistía Internacional. Amnistía ha tomado una posición que sólo puede denominarse antiisraelí, tratando a los terroristas e Israel con una equidad’ que revela profundos prejuicios.
Amnistía Internacional parece tener un problema muy serio cuando del conflicto árabe-israelí se trata. Un problema de toma de partido pero no por las víctimas, no se vaya creer. Lo que también implica que los medios de comunicación que se sirven de sus comunicados de prensa como fuente de información sobre dicho conflicto, también tienen un problema. Máxime, cuando hacen de cuenta que no existe.
Y nos es un problema que se limite a esta ONG. Bien por el contrario, cada vez está más extendido.