La organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) hizo público un informe titulado: “No hay nada inmune”: La destrucción por Israel de edificios emblemáticos de Gaza.
La prensa de referencia ha cubierto este informe de manera simplista, al utilizar dos o tres frases llamativas en sus titulares relacionados con los términos “crímenes de guerra” e Israel. Sirvan los siguientes titulares como ejemplo.
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Amnistía Internacional: Israel cometió “crímenes de guerra” al bombardear edificios en Gaza / BBC Mundo
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AI acusa a Israel de posibles crímenes de guerra en Gaza / La Tercera de Chile
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Aministía Internacional acusa a Israel de “crímenes de guerra” en Gaza / La Vanguardia de España
Sin embargo, el documento de AI, “está dedicado exclusivamente” a analizar la destrucción de tres bloques residenciales en la ciudad de Gaza y de un complejo comercial en la ciudad de Rafa, hechos que ocurrieron el 23 de agosto de 2014. Es decir, el reporte se centra en el análisis de lo ocurrido en un solo día de la Operación Margen Defensivo, y en un solo territorio, en este caso palestino, pero no toma en cuenta lo ocurrido en otros días, por ejemplo, el día anterior 22 de agosto, ni tampoco lo que ocurrió el 23 de agosto en Israel. Tampoco analiza en profundidad el contexto político, económico o militar en el que se produce la escalada de violencia y, por tanto, no es un documento que permita un análisis holístico de lo ocurrido durante la operación antes mencionada.
Los “crímenes de guerra” a los que se refiere el informe de AI se refieren a la destrucción de propiedad civil –de enseres y cosas que pertenecían a civiles-, pero no al asesinato de personas. El 23 de agosto no murió ninguna persona en los ataques israelíes objeto del análisis de AI.
La tesis de AI es que los 4 edificios destruidos fueron atacados de forma “deliberada”, “aparentemente gratuita” y sin ninguna justificación militar. Y que, por lo tanto, deben ser considerados “crímenes de guerra”.
Sin embargo, el propio informe de AI reconoce:
“En los cuatro casos, el ejército israelí adoptó medidas para asegurarse de que los residentes salieran de los edificios antes de su destrucción. En todos los casos, lanzaron misiles de advertencia contra el edificio como aviso (procedimiento conocido como “golpe en el tejado”) y en los casos de los tres bloques de viviendas de la Ciudad de Gaza, también hicieron llamadas telefónicas de advertencia a algunos residentes en las que les ordenaron que evacuasen y avisaran a los demás que evacuasen el edificio en 10 o 20 minutos. Además, antes de la destrucción de la torre al Basha y del Complejo Italiano, enviaron mensajes a los residentes para que se mantuvieran a 300 metros de distancia del edificio, y ordenaron lo mismo a los residentes de los edificios de alrededor”.
En el caso del Centro Comercial en Rafa, éste se encontraba totalmente vacío a las 10:30 pm, cuando fue bombardeado. En ese caso, como en los anteriores, tampoco se produjo ninguna víctima mortal.
“Las autoridades israelíes no han facilitado ningún dato de por qué redujeron a escombros los edificios”, es una de las citas que se encuentran en las noticias difundidas por los medios de comunicación y en el propio informe de AI, sin embargo, el informe resulta contradictorio, pues aclara:
Sobre los tres complejos residenciales en Gaza:
“Aparte de la insinuación de la existencia de un centro de Hamás en uno de los edificios y de “instalaciones vinculadas a radicales palestinos” en otro, las autoridades israelíes no han facilitado ningún dato sobre la razón por la que redujeron los edificios a escombros (…)”.
“Aun en el caso de que hubieran tenido buenas razones para creer que una parte del edificio atacado se estaba empleando con fines militares, las autoridades israelíes tenían la obligación de elegir medios y métodos de ataque que redujeran al mínimo el daño a los civiles y los bienes de carácter civil”.
En este sentido, cabe mencionar que AI menciona que Israel realizó llamadas telefónicas a los residentes de los edificios, lanzó panfletos de alerta desde el aire, empleó la técnica de “golpe de tejado” para alertar, antes de bombardear. Así, AI está de facto señalando algunas de las medidas que tomó Israel para minimizar las víctimas civiles. En este sentido, el resultado de esas medidas se vio reflejado en que no hubo ninguna víctima mortal, a pesar de que cientos de personas vivían o trabajaban en los diferentes complejos.
En la página web del Ejército israelí se pueden encontrar descripciones de las medidas adicionales que utilizó ese Ejército para minimizar las bajas civiles, entre ellas: mensajes de texto enviados a los teléfonos celulares de residentes avisando de la necesidad de evacuar los edificios, aborto de misiones aéreas –esta medida se aplica durante todas las operaciones y algunos ataques son cancelados en el último segundo si los pilotos de los aviones observan que aún quedan civiles en los blancos-, entre otras.
Por otra parte, al señalar AI en su informe la descripción israelí que se refiere a la existencia de un “centro de Hamás” en un edificio y las “instalaciones vinculadas a radicales” en otro, el propio informe de AI reconoce algunas de las razones esgrimidas por los responsables de la operación para llevarla a cabo. Sin embargo, la prensa ha ignorado los matices del informe, para centrarse en la repetición de los términos “crímenes de guerra”.
Lo que el informe de AI no analizó:
Más allá de los matices en el interior del informe de AI –ignorados por buena parte de la prensa-, existen, como hemos señalado anteriormente, varios aspectos que reflejan que este informe de AI no es holístico y, por tanto, es incompleto. Entre esos aspectos, los siguientes:
La responsabilidad de quienes controlan Gaza en la utilización de zonas residenciales, casas o edificios, o zonas comerciales, para:
Llevar a cabo operaciones de carácter militar.
Por ejemplo: Manual de Hamás para la guerra urbana
Israel hizo público, a través de la web de su Ministerio de Exteriores, las líneas principales de un documento elaborado por Hamás titulado: Manual para la guerra urbana de Hamás, donde se explican, entre otros métodos los siguientes:
La conveniencia para Hamás de utilizar zonas residenciales o pobladas para lanzar ataques ya que esto “fortalece el elemento sorpresa” y que:
“es más fácil para los combatientes de la Jihad operar dentro de edificios y aprovechar esta ventaja para evadir la recolección de información de inteligencia por parte de los aviones” del enemigo.
Otra sección de ese documento se titula: “Factores para esconder armas en casas de forma exitosa” en donde Hamás explica que:
“la actividad de esconder armamento en casas debe hacerse en secreto y no tener un carácter militar”.
Sin embargo, a pesar de la peculiaridad de Hamás de utilizar de forma sistemática y metodológica las zonas residenciales, comerciales y no militares como depósitos de armas o centros de operaciones resulta un elemento a tener en cuenta a la hora de elaborar un informe como el de AI, que cuestiona los ataques a zonas residenciales en territorios controlados por Hamás. Sin embargo, no hay ninguna referencia explícita en el informe que señale o condene este modus operandi de Hamás, sino que el informe se limita a prometer que en un futuro AI elaborará otro informe sobre violaciones de derechos humanos.
La utilización de escudos humanos:
Más allá de las declaraciones de líderes de Hamás sobre la importancia de utilizar escudos humanos. En la web oficial del Ejército israelí, se observan numerosas fotografías en donde personas civiles en Gaza se encuentran colocadas en los techos de diferentes edificios y funcionan como “escudos humanos”,. Miembros de Hamás han reconocido que emplean esta táctica en su lucha contra Israel y Honest Reporting lo ha publicado.
Esta peligrosa táctica pone en riesgo a los civiles de forma deliberada y en un análisis sobre ataques a zonas residenciales, quizá hubiera sido oportuno que AI al menos lo mencionara como parte del contexto.
Otros días de la guerra:
Los edificios a los que se refiere el informe de AI fueron atacados el 23 de agosto. Pero el análisis no mencionada nada sobre lo ocurrido en otros días. Por ejemplo, el día anterior, 22 de agosto, cuando el niño DanielTragerman, de cuatro años, fue asesinado como consecuencia de un cohete disparado desde Gaza contra su casa en el Kibutz Nahal Oz. El informe sobre ese cohete señaló demostró que fue disparado desde un punto muy cercano a una escuela utilizada como refugio para los residentes de Gaza. Ese mismo día, el 22 de agosto, nueve civiles israelíes resultaron heridos por los lanzamientos de cohetes. Un cohete cayó sobre la sinagoga de Ashdod, otro sobre una casa en la ciudad de Sderot y dos más impactaron cerca de sendos jardines de niños –kindergartens- en las ciudades de Beer Sheva y Gan Yavne.
Los eventos del 22 de agosto resultaron trágicos, sobre todo por la muerte de un niño de cuatro años. Aunque es solo la destrucción del día 23 la que resulta motivo de análisis en el informe de AI -al menos ninguna persona perdió la vida como consecuencia de esos ataques-.
Sin duda los residentes del kibutz Nahal Oz, de Ashdod, de Sderot, de Beer Sheva y de Gan Yavne hubieran valorado que AI realizara primero un informe sobre lo ocurrido el 22 de agosto.