Buena parte del periodismo se "desayuna" con la realidad más que conocida del régimen del entonces “presidente” Bashar al Assad, hoy ya “dictador”: el archipiélago de centros de detención y tortura, las fábricas de armas químicas y de droga. A rey caído, se puede decir lo que por… ¿por qué callaban tantos lo que era sabido por todos los que a poco indagaran un poco por el régimen sirio?
A continuación se ofrece información que tanto los periodistas como el público en general deberían conocer a la hora de evaluar las afirmaciones de Amnistía. La información refleja la falta de credibilidad tanto de Amnistía Internacional como de su acusación de genocidio.
Un ejército de apologistas del antisemitismo se apresuró a sustituir los vídeos de judíos agredidos por otros vídeos diferentes, de hinchas de fútbol israelíes entonando varios cánticos reprobables. El argumento era que había una razón legítima para la violencia, que las víctimas se lo habían merecido.
La complicidad o la estulticia de buena parte de la audiencia aúpa a similares mediocres, cómplices o necios al rango de una suerte de “intelectuales morales del acontecer diario”
‘Dime que suscribes la narrativa del grupo terrorista y genocida Hizbúlá diciéndome que lo haces’... Porque, en este caso, hay tantos medios que no se arriesgan a sugerirle al lector lo que debe pensar, opinar, creer, que se ven inclinados a evidenciar lo evidente: tal aval; es decir, tal degradación profesional.
Y más más omisiones sobre Siria y los horrores cometidos por al Assad (y Rusia, Turquía, Irán) contra su población civil, los palestinos viviendo en ese país, los kurdos… Y más impunidad para sus crímenes…
Cuando una abrumadora mayoría de periodistas en español abordan a Israel, no dejan nada librado al azar de la realidad, de la interpretación de su audiencia: el estado judío es soberanamente pérfido
La historiadora Shulamit Volkov decía que a partir de finales del siglo XIX, en la Alemania imperial el antisemitismo funcionó como un “código cultural” que permitió que los judíos devinieran en la esencia de todos los males. Esa práctica se continúa, con leves adaptaciones, en el presente