Las 48 horas de la ‘Operación Corredor Filadelfia’ de Netanyahu: de un mapa sin Cisjordania a objetivos de guerra cambiantes publicaba El País el 5 de septiembre 2024.
El artículo parecía escrito con la única finalidad de ridiculizar las declaraciones de Netanyahu acerca de que el corredor de Filadelfia es de vital importancia para la seguridad de Israel. Ni una palabra por lo tanto sobre los más de 50 túneles descubiertos por el ejército israelí entre Egipto y Rafah, y que según las fuerzas de defensa fueron “utilizados por Hamás para abastecerse de armas y municiones, y podrían utilizarse para sacar clandestinamente de Gaza a rehenes o altos cargos de Hamás”.
No solamente no se encuentra información clave como la anteriormente citada, sino que la profunda herida que divide a la sociedad israelí, confrontada al abismal debate ético al que el terrorismo empuja a las sociedades occidentales, queda resumido a un maniqueo conflicto político en el que el medio deja claro que Netanyahu está equivocado.
Para ello, el texto hace hincapié en múltiples ocasiones en que Netanyahu antes no había citado el corredor y que ahora se dedica a nombrarlo cada vez que puede. “Día sí, día también”, afirma el texto.
Es tan imperiosa la necesidad de transmitir la idea de que Netanyahu improvisa la importancia del corredor, que incluso emplea su voto en 2004 (!) a favor de la retirada de los israelíes de Gaza:
“Aunque Netanyahu acabó dimitiendo en el verano de 2005 como ministro de Finanzas del Gobierno de Ariel Sharon por su oposición a la retirada de colonos y soldados israelíes de Gaza, votó a su favor antes cuatro veces en el gabinete y en el Parlamento. La última, en noviembre de 2004, cuando estaba claro que esa medida implicaría que el Corredor Filadelfia quedase en manos de Egipto, a un lado, y de la Autoridad Nacional Palestina, al otro. Tampoco ha mandado allí tropas en las ofensivas bajo su mandato. Lo justifica ahora en que carecía de la “legitimidad nacional e internacional para entrar, conquistar Gaza y tomar de nuevo el Corredor Filadelfia y el paso de Rafah”,después del ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023”.
Todo estaría perfecto si se tratara de un artículo de opinión, pero se supone que era un texto destinado a informar. Y la cuestión es que no informa. Se limita a ridiculiza una postura, por otra parte totalmente razonable, y para ello recurre a una serie de sobreentendidos y pequeñas insinuaciones que pintan el texto del color deseado.
Así, la primera frase del artículo es especialmente elocuente, y podría ser paradigmática de un nuevo periodismo que escribe más basándose en el deseo que en los hechos:
Hace apenas unos meses, buena parte de los israelíes difícilmente habrían sabido explicarqué es el Corredor Filadelfia, la frontera de la franja de Gaza con Egipto (14 kilómetros de longitud por 100 metros de ancho).
Claramente, el periodista de El País quiere que los lectores entiendan que lo que hoy se vende como vital importancia, era irrelevante “hace apenas unos meses”. Pero surgen varias preguntas ante esa frase.
- Una meramente técnica: ¿En base a qué sostiene que “buena parte de los israelíes difícilmente habrían sabido explicarqué es el Corredor Filadelfia”? ¿Cuánto es “buena parte”? ¿Existe algún estudio al respecto o es una mera impresión? Porque si es mera impresión, no debería ser presentada como una verdad absoluta.
- ¿Que esa “buena parte” de los israelíes no supieran explicar qué es el Corredor Filadelfia significa que no sabían que había una frontera entre Gaza y Egipto? Si ese fuera el caso, lo que sí necesitaría urgentemente un artículo al respecto es el sistema educativo israelí.
- ¿Tal vez lo que no sabía esa “buena parte de los israelíes” es la cantidad de túneles que unían por ahí a Gaza con Egipto y que servían para rearmar a Hamás?
- ¿No es considerable que tras la declaración de guerra de Hamás, se haya convertido el Corredor en un objetivo estratégico militar importante? ¿Cuántos estadounidenses sabían antes del día D qué era Normandía? ¿Sabíamos los occidentales siquiera dónde estaba Mosul antes de considerarla crucial para derrotar al Ejército Islámico?
En cualquier caso, parece una frase diseñada más bien como modo ilustrativo de arrancar un texto que como una información rigurosa o relevante. El problema es que sirve perfectamente para plantear al lector unos postulados partidistas con aparente objetividad.
Otro interesante aspecto a destacar del artículo publicado por El País, es la doble vara de medir.
Por un lado, el periodista enmienda la plana al primer ministro israelí, diciendo que afirma algo “erróneamente” (“Aseguró, erróneamente, que el Gabinete había marcado cuatro objetivos de la invasión”) y por otro destaca que Netanyahu mostró un mapa sin incluir Cisjordania.
¿Imaginan que El País tuviera ese mismo afán por la verdad a la hora de cubrir las declaraciones de los líderes palestinos y afines? ¿Imaginan cuántos artículos destacando mapas que no incluyen a Israel, o desenmascarando discursos falaces sobre judíos que envenenan pozos y quieren cambiar el “statu quo” de los lugares sagrados de Jerusalén?