Como, parafraseando a Jean-Claude Milner, ante el nombre Israel todo está permitido, el agresor palestino se convierte en víctima y fuente de información confiable por obra y gracia de la mera invocación; y uno de sus financiadores y anfitrión de su liderazgo, en “negociador” e, incluso, por esa misma potencia pronunciadora – y, por fuerza, censora – en una suerte de ángel de paz.
Así, la paz no es tal, sino sólo un diferimiento para que el grupo terrorista genocida palestino Hamás esté mejor preparado o, al menos, que pueda lanzar su próximo ataque de manera más coordinada con los otros títeres (o proxies, si prefiere) iraníes. La paz es pura taquiyya – o, para que nos entendamos, taquilla abierta al disimulo para que los cómplices y paparulos occidentales crean ver un espectáculo muy distinto al que está ocurriendo.
Y, así, Catar no es ni un ángel – o lo es pero en un sentido similar al que lo era el infame Alfredo Astiz. En abril de 2024, el Times of Israel daba cuenta de un informe confidencial elaborado por un equipo de veteranos profesionales de la inteligencia israelíes y estadounidenses que trabajaban para los abogados de las familias de las víctimas del 7 de octubre” sostiene que no debe permitirse que catar siga actuando como mediador clave en el conflicto de Gaza, especialmente en las negociaciones para la liberación de rehenes”.
¿Por qué afirmarían tal cosa los investigadores?
Porque:
“Catar es un actor fundamentalmente deshonesto, que se presenta falsamente como un mediador justo, una influencia moderadora en la región y un amigo de Occidente’”, pero no es tal.
De hecho, “Catar no actúa como mediador independiente, como afirma, sino que se beneficia directamente del derramamiento de sangre y de las consecuencias geopolíticas y el malestar que se derivan de sus políticas”.
Es más, “la financiación y las políticas cataríes condujeron directamente al 7 de octubre”.
Sus conclusiones, indicaba el medio, incluyen material conocido desde hace años por los servicios de inteligencia estadounidenses sobre las actividades malignas de Catar, pero sobre el que no se actuó estratégicamente. Entre las actividades, se mencionaban su papel “agriando” la Primavera Árabe, la vuelta al poder de los talibanes en Afganistán y el ascenso al poder y apertrechamiento de Hamás.
“El gobierno catarí ofrece “un importante apoyo financiero” a los Hermanos Musulmanes en general y ha proporcionado al menos 2.000 millones de dólares en total a Hamás, afiliada a los Hermanos””. En este sentido, la Foudation for Defense of Democracies (FDD) apuntaba que se calcula que Catar ha inyectado 1.800 millones de dólares en la Gaza gobernada por Hamás desde 2007; además aclaraba que alrededor de un tercio de la ayuda catarí consiste en combustible que las autoridades de Hamás venden. A esto hay que sumarle el hecho de que “Hamás también cobra comisiones ilegales por los salarios y otras ayudas que llegan a Gaza”.
“El gobierno permite además que los dirigentes militares y políticos de los Hermanos Musulmanes operen libremente en Catar. Los sectores bancario y de inversiones de Doha “están abiertos a estos dirigentes y activistas de la Hermandad Musulmana, a pesar de que muchos de ellos están sancionados en otros lugares””.
“La influyente cadena catarí Al Jazeera no sólo mantiene una política editorial de apoyo a estos grupos proscritos, sino que también les proporciona plataformas (incluyendo programación especial, entrevistas, canales en redes sociales, etc.) a través de las cuales impulsar la plataforma política de los Hermanos Musulmanes”. Sobre esta cadena, FDD decía que “es propiedad del gobierno catarí y funciona como portavoz del Estado en los medios de comunicación. La cadena ensalza regularmente las actividades violentas de Hamás, con una cobertura especialmente virulenta del conflicto durante los enfrentamientos con Israel”. D hecho, tras el atentado del 7 de octubre, “la cadena emitió la llamada a las armas del jefe militar de Hamás, Mohammad Deif” y también emitió “declaraciones incendiarias de Ismail Haniyeh y su adjunto, Saleh al-Arouri. Haniyeh apareció en Al Jazeera elogiando el ‘gran triunfo’ de Hamás y llamando a ‘los hijos de toda esta nación, en sus diversos lugares, a unirse a esta batalla de la manera que puedan’”.
El informe concluye que “la ‘simbiosis’ de catar con Irán, el apoyo a los Hermanos Musulmanes y a sus afiliados, como Hamás, y el respaldo a otros grupos militantes y terroristas perjudican profundamente los intereses de aliados de Estados Unidos, Israel, Egipto, Arabia Saudí, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos… Entre los grupos citados en el informe se encuentran los talibanes, Hizbulá, Al-Nusra (Al-Qaeda) en Siria, los hutíes en Yemen, Al-Shabab en Somalia, grupos militantes chiíes en Irak y grupos terroristas en Libia”.
Casi a modo de nota de color – oscuro, como todo en esta historieta – la FDD comentaba que en Doha, los dirigentes de Hamás viven en hoteles de cinco estrellas; y que las fortunas del fallecido Haniyeh y de Mashal “ascienden a más de 4.000 millones de dólares cada uno”.
Evidentemente, parece prudente mantener a Catar alejado de cualquier tipo de negociación sobre los rehenes. Porque parece que esos rehenes le sirven a la dictadura teocrática en la misma media que al propio Hamás. O, incluso, más.
Pero seguramente la audiencia media en español no oyó hablar de nada de esto. El silencio es, acaso, la parte más importante del sesgo: es decir, muy posiblemente el marco “informativo” se construya más sobre la censura que sobre la afirmación.
Lo más cercano a la realidad que algunos pueden haber oído sobre Catar fue muy probablemente poco antes del mundial de fútbol de 2022 – y seguramente de una pequeña parte de la misma: la prohibición de los partidos políticos y los sindicatos; la restricción de la libertad de expresión, de reunión, de prensa; el trabajo casi esclavo, la ausencia de libertad de prensa, el machismo, la persecución del colectivo LGTB (relaciones castigadas con prisión).
Pero estas máculas en los derechos humanos eran lo más parecido a una etiqueta desprovista de cuerpo, de sustancia a las que adherirse. En cuando el balón rodó, de perdió entre la serpentina.
Y así, como señalaba UN Watch, Catar es miembro, entre otros órganos de la ONU de:
-El Consejo de Derechos Humanos Principal órgano de la ONU encargado de proteger y promover los derechos humanos.
– ECOSOC Órgano clave de la ONU que regula los grupos de derechos humanos, determina la composición de los órganos de la ONU encargados de los derechos de la mujer y legisla sobre cuestiones que van desde la libertad en Internet hasta el trato a los presos.
– Junta Ejecutiva de ONU Mujeres Supervisa una agencia de 2.000 empleados que trabajan por la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres…
Deirdre Wilson y Dan Sperber (La teoría de la relevancia) sostenían que una característica esencial de la mayor parte de la comunicación humana es la expresión y el reconocimiento de intenciones. De forma que las emisiones generan de manera automática una serie de expectativas de relevancia que encaminan al oyente hacia el significado del hablante. En este sentido, “cualquier input (una percepción visual, un sonido, un enunciado, un recuerdo) es relevante para un sujeto cuando entra en contacto con una información previa de la que este dispone, produciendo con ello una serie de resultados que le incumben, como, por ejemplo, responder a una pregunta que tenía en su cabeza, aumentar su conocimiento sobre cierto asunto, resolver una duda, confirmar una sospecha o corregir una impresión que ha resultado ser equivocada”.
Además, añadían, es igualmente lógico que “cuanto mayor sea el esfuerzo requerido para una percepción, recuerdo o inferencia, menor será la recompensa que alcancemos por su procesamiento y, por tanto, merecerá en menor grado nuestra atención”. En breve: “si no intervienen otros factores, cuanto mayor sea el esfuerzo de procesamiento requerido, menos relevante resultara el input”.
A fuerza de omisión, buena parte de los medios terminan por construir una expectativa puntual en su audiencia, a la vez que se logra que la llega de información adicional sobre la realidad, se convierta en un esfuerzo tal que termine por reputarla como irrelevante. – y, evidentemente, que la repetida, la constreñida en un eslogan, se consuma sin pensarla: Abra grande la boca que va una cuchara de “Catar, Irán, el liderazgo palestino, sólo quieren vivir en paz… e Israel no los deja”.