Ante la cobertura que muchos medios en español realizan sobre el conflicto en Gaza y sobre Israel, se viene a la mente la imagen del Barón Münchhausen montado en una bola de cañón: así parece ir esa atención mediática, sobre la propaganda de Hamás amparada por una ONU reconvertida en amplificador relaciones públicas.
De tal guisa se atravesaba el éter informativo la agencia de noticas española Efe el 30 de mayo de 2024, sobre la montura “narrativa” dictada por grupo terrorista palestino disfrazado de Ministerio de Sanidad, esquivando la realidad como si de una prueba de destreza obsecuente se tratara:
“El Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamás, informó este jueves de “cinco masacres contra familias” en el enclave, que dejaron 53 muertos y más de 350 heridos.
Desde que comenzó la guerra, al menos 36.224 personas han muerto y 81.777 han resultado heridas en el devastado territorio palestino, la mayoría (cerca de un 75 %) mujeres y niños”.
Excusada por la cita (y por la ya práctica de repetir sin verificar), la agencia machacaba con la terminología de Hamás. Y, acto seguido, con sus cifras, a la vez que eludía informar que el 6 de mayo, tal como comentaba David Adesnik en el National Review, “la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) [de la ONU] publicó una infografía que mostraba que más de 9.500 mujeres y 14.500 niños habían muerto en Gaza. Dos días más tarde, el gráfico actualizado de la OCAH reducía esas cifras casi a la mitad, mostrando que 4.959 mujeres y 7.797 niños habían perdido realmente la vida, una reducción combinada de más de 11.000 personas. Cuando un periodista pidió al portavoz de la ONU, Farhan Haq, que explicara la revisión, todo lo que recibió fue el consabido descargo de responsabilidad de que «en la niebla de la guerra, es difícil dar cifras»”; y que los equipos de la ONU en el terreno no podían verificar independientemente los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad de Hamás – que, por lo demás, no distingue entre fallecidos civiles y combatientes.
La OCHA que Efe citaría más adelante…
Antes incluso de este cambio subrepticio de la ONU, varios analistas habían indicado problemas de orden estadístico en las cifras proporcionadas por Hamás, lo que las hacía, como mínimo, inverosímiles.
Qué decir de la utilización por parte de Hamás y otros grupos terroristas de las infraestructuras civiles como protección. Eso ya es hilar muy fino; casi tanto como para incurrir en el periodismo. Va de retro.
Pero nada de eso importaba. Había que repetir.
“… la OCHA destacó anoche en su último informe sobre el conflicto el cierre de hospitales en Rafah, en la frontera con Egipto… que desde el comienzo de la operación, el pasado 6 de mayo, el flujo de ayuda humanitaria al sur ha caído un 67 %.”.
“La entrada de las tropas israelíes en Rafah a comienzos de mayo supuso el cierre del paso fronterizo hacia Egipto, por donde entraba gran parte de la ayuda humanitaria hacia el sur del enclave”.
Sorteando de esta manera el hecho de que fue Egipto -y no Israel- quien obligó a cerrar el paso fronterizo junto a la ciudad del sur de la Franja de Gaza, deteniendo así el flujo de ayuda a través de ese punto, e impactando notablemente en sus número totales. Así, quedaba abierto a la interpretación ya muy entrenada de que era el estado judío el que impedía la entrada por ese paso.
Ni hablar, claro, de los túneles encontrados entre Rafah y Egipto. ¿Para qué?
Así, pues, montan a la audiencia sobre eso que, pretendiendo ser periodismo, es el envoltorio de la propaganda que le sirve a un grupo terrorista genocida para diluir sus crímenes, para acercarse a su objetivo.