La palabra del grupo terrorista palestino Hamás – revestida de ministerial sanidad – es, para la agencia de noticias española Efe tan fiable, que no precisa ni de contrastación ni de fuentes o voces que o la matizan o la ponen en duda.
Así, incluso luego de que varios informes hayan puesto en duda las cifras ofrecidas por su “Ministerio de Salud”, y cuando estas no distinguen entre civiles y combatientes; y, aún incluso después de que, según la Foundation for Defense of Democracies (9 de abril de 2024), ese ministerio declarara el 6 de abril que tenía “datos incompletos” de 11.371 de las 33.091 víctimas mortales palestinas que afirma haber documentado, Efe publicaba el 19 de abril de 2024:
No hay terroristas de Hamás. Ni de Yihad Islámica Palestina. Tampoco hay se explicitan las víctimas de los cientos de cohetes fallidos de grupos palestinos – como el del Hospital al-Ahli – y el hecho de la utilización estratégica de la población civil como escudo humano.
Tampoco se mencionaba, por ejemplo, el estudio publicado (7 de marzo de 2024) por la revista Tablet, que sostenía que el problema de los datos proporcionados por Hamás es que los números no son reales: “Es evidente para cualquiera que entienda cómo funcionan los números naturales. Las víctimas no son abrumadoramente mujeres y niños, y la mayoría pueden ser combatientes de Hamás”.
El texto indicaba que el primer lugar en el que hay que fijarse es en el número “total” de muertes notificadas. Realizado esto, el gráfico surgido de la información de muertes totales por fecha aumentaba con una linealidad que seguía casi una progresión de metrónomo:
“Es casi seguro que esta regularidad no es real. Cabría esperar bastante variación día a día. De hecho, el recuento diario de víctimas durante este periodo es de una media de 270, más o menos un 15%. Se trata de una variación sorprendentemente pequeña. Debería haber días con el doble de la media o más, y otros con la mitad o menos. Tal vez lo que está sucediendo es que el ministerio de Gaza está publicando cifras diarias falsas que varían demasiado poco porque no tienen una comprensión clara del comportamiento de las cifras que se producen de forma natural”.
Y terminaba diciendo algo que es obvia para casi todo el que no informe en español sobre el conflicto árabe-israelí: “En conjunto, Hamás no sólo informa de que el 70% de las víctimas son mujeres y niños, sino también de que el 20% son combatientes. Esto no es posible a menos que Israel, de alguna manera, no esté matando a hombres no combatientes, o bien Hamás esté afirmando que casi todos los hombres de Gaza son combatientes de Hamás”.
Por su parte, en su número de marzo de 2024, la revista inglesa Fathom publicaba un extenso estudio estadístico de las cifras de Hamás, al que significativamente titulaba “Estadísticamente imposible: Análisis crítico de las cifras de víctimas infantiles y femeninas de Hamás”, en que se afirmaba que el la figura del ‘70 por ciento de víctimas civiles’ de las que da cuenta el ministerio de Hamás, “se contradice con las estadísticas que ofrecen los propios informes del Ministerio de Sanidad. [Ergo,] se trata de una herramienta de desinformación basada en la manipulación estadística y no en la realidad sobre el terreno”.
Por ejemplo, este estudio señalaba que “según un informe del Ministerio de Sanidad del 29 de febrero, de un total de 30.228 muertes, sólo 17.285 fueron identificadas y registradas en los hospitales. Las otras 12.943 (43%) no se registraron y se recogieron únicamente de ‘fuentes fiables de los medios de comunicación’, aunque el Ministerio no cita ni dice de qué fuentes se trata”.
Los autores entonces consideraban esas muertes “no registradas”, y de origen ambiguo, a la luz del dictum “70% de mujeres y niños”:
“Es evidente que esta cifra del 70% no concuerda con la proporción mucho más baja de mujeres y niños supuestamente registrados en los hospitales. ¿Podría ser que las muertes no registradas de las ‘fuentes de los medios de comunicación’ contuvieran una mayor proporción de mujeres y niños, compensando así el déficit? Aquí es donde las estadísticas del Ministerio de Sanidad se convierten en una herramienta de desinformación”.
Hamlet diría que algo huele rarillo, como a podrido, vamos – como todo lo que toca el grupo terrorista, por otra parte.
Pero no sólo en los números de Hamás; sino, sobre todo, en la cobertura mediática.