El diario El Español se hacía eco de una denuncia de la Federación Internacional de Periodistas, que acusaba a Israel de “querer silenciar” a la prensa con un titular que hacía suya la denuncia, ya que no aclaraba que era una acusación de un organismo específico.
Israel “golpea y amenaza a periodistas” y bombardea la torre que albergaba a medios y ONG en Gaza
Por otra parte, el destacado de la noticia, omitía información clave para entender lo sucedido.
“La Federación Internacional de Periodistas pide una respuesta “inmediata” tras el ataque a la torre Al-Jawhara, desde donde informaba la Agencia Efe.”
Desde la torre, en efecto, informaba la agencia EFE pero, contrariamente a lo que parece insinuar El Español al ser lo único que destaca, no fue ese el motivo por el que Israel lo puso en su mira, sino porque ahí se encontraban oficinas centrales de Hamás. Algo que el medio no especificaba en ningún momento de su crónica.
Había que llegar al párrafo 9 para leer algo cercano a una aclaración, pero lo suficientemente vago para no aportar ninguna información concreta respecto al edificio.
“El Ejército israelí, por su parte, ha informado de que bombardeó “edificios estratégicos” del movimiento islamista Hamás, que controla de facto la franja, y que asesinó a milicianos de la organización.”
Igual de difuso se mostraba a la hora de poner en contexto la confrontación.
“Estos intercambios de fuego representan la continuación de las hostilidades en la zona que comenzaron el lunes por la tarde y que, después de tres días de ataques incesantes, encaminan este enfrentamiento a una guerra.”
Muy precisos para contar a sus lectores que todo empezó un “lunes”, pero omisión absoluta acerca de cómo empezó: con un ataque masivo de Hamas con cohetes sobre la población civil israelí.
Pero no son sólo estas omisiones esenciales para comprender el marco en el que tiene lugar esta confrontación, sino que El Español también ocultaba a sus lectores datos clave del actor principal de la noticia: la Federación Internacional de Periodistas (FIP; IFJ, por sus siglas en inglés).
Resulta que en el comité ejecutivo de la que es la mayor organización mundial de periodistas, se encuentra el periodista Abu Baker. Además es presidente del Sindicato palestino de Periodistas y en su día lideró una campaña de boicot contra periodistas israelíes. A fines de 2016, Nasser Abu Baker fue delegado del Congreso de Fatah y también se presentó a las elecciones del Consejo Revolucionario de dicha organización. CAMERA denunció en su día este conflicto de intereses y tal y como el analista Shlomi Ben-Meir escribió:
“En respuesta a las preocupaciones planteadas por CAMERA sobre el gravísimo conflicto de intereses que supone cubrir asuntos en los que tiene un papel político activo, la AFP respondió con una leve sanción: Abu Baker fue suspendido de su trabajo durante una semana. La FIP arremetió contra la AFP e instó a sus miembros a unirse a la condena. La FIP no condenó, y ni siquiera comentó sobre la campaña que Abu Baker lideró contra los periodistas israelíes y contra los periodistas y oficiales israelíes que no se atreviesen a boicotearlos.
¿Ha cambiado la FIP desde entonces? Una revisión de la página web de la organización revela una abundancia de condenas contra Israel fundadas en alegaciones suministradas por el Sindicato palestino de Periodistas… Mas, dado el historial del presidente de dicho sindicato, que incluye haberse postulado para las elecciones del Consejo Revolucionario y encabezar una amenazante campaña contra periodistas palestinos que no boicotearon a sus colegas israelíes, la FIP no puede considerar a este sindicato una fuente creíble.
Por lo tanto, no es de extrañar que la FIP no haya respondido aún a la reciente campaña de incitación de Fatah contra periodistas israelíes. La organización, cuyo fin declarado es la protección de los periodistas alrededor del mundo, no ha emitido un comunicado ni ha tomado ninguna medida conocida contra el video de Fatah dirigido contra los periodistas israelíes.”
Está bien que El Español se haga eco de la denuncia, pero no puede robarle información esencial a sus lectores.