Además, Issacharoff apuntaba:
“Incluso si creemos por un momento que la narrativa que Nasrallah avanzó en su discurso, donde describió cómo uno de estos aviones no tripulados voló a una altitud tan baja que la gente del vecindario pudo derribarlo arrojándole piedras, ¿alguien en Oriente Medio que alguna vez hay tenido una experiencia con un avión no tripulado israelí encuentra esa descripción creíble?”
Para los corresponsales en español, todo parece creíble, jugosamente verosímil cuando la punta de las afirmaciones apunta a Israel.
Pero incluso una parte de las declaraciones de Nasrallah debería haber alertado a los periodistas. Como Issacharoff señalaba, el líder del grupo terrorista chií, había estado explicando que las amenazas de represalia contra Israel no serían en respuesta a los drones sino a los dos miembros de su organización – que habían sido entrenados en Irán para operar drones – abatidos al sur de Damasco en una operación israelí.
Pero los medios en español no parecen interesados en los hechos. A lo sumo, en porciones que puedan utilizarse de los mismos para crear una “noticia” que tenga al Estado judío como sujeto activo y, claro está, agresor.