El Middle East Media Research Institute (MEMRI) publicó a principios de abril de 2019 un vídeo subido a la cuenta de YouTube de Gaza TV Mediaque resume cruelmente la sinergia resultante de la voluntaria ceguera mediática y las espeluznantes prácticas de los líderes árabes para mantener el conflicto vivo y sangrante. La primera garantiza el apoyo o aceptación del público de noticias a la “narrativa” de “víctimas y verdugos”; mientras que la segunda “aporta” esas “víctimas”, demonizando y deslegitimando asíal pretendido “opresor” de manera que, ante ataques perpetrados posteriormente (y previamente, porque opera retroactivamente)por las “víctimas”, su respuesta sea vista como una “agresión”, como parte de sus prácticas de “dominación” – de paso, les evita a los líderes árabe palestinos tener que dar cuentas ante los suyos, ylos exonera de cualquier responsabilidad en el conflicto.
Además, el silencio mediático brinda un segundo “beneficio”. Este, a sus lectores: la posibilidad de ventilar el antisemitismo como una mera crítica al Estado judío.
El vídeo, cierto.
Tétrico.
Un niño pequeño. Jordano.
Se ofrece para ir a Jerusalén a morir como un “mártir”.
Cuando su madre le pregunta a dónde va, el niño, tirachinas y rifle de juguete en mano, dice: “Me voy de viaje muy lejos. Puede que no vuelva”.
La madre no le pregunta de dónde sacó esas estupideces. Porque no es un vídeo educativo. Es un video doctrinario.
Cuando el niño le dice que irá a matar a los judíos – sí, a los judíos – que mataron a al terrorista palestino Omar Abu Laila, la madre le dice que los judíos le dispararán y lo matarán. A lo que el niño responde:
“No es gran cosa, mami. Moriré por el bien de Jerusalén. ¿Acaso no vale la pena morir por Jerusalén? ¿No vale la pena morir por la mezquita de Al-Aqsa?”
Silencio mediático ante esta muestra de la sistemática incitación al odio contra los judíos, y al terrorismo, dirigida a los niños que atraviesa, como ante el antisemitismo, a las sociedades árabes, silencio mediático.
Hay parcialidades y parcialidades. Esta, de los medios en español, se empieza a parecer mucho a la colaboración necesaria – la que brinda apoyos en la opinión pública de los mismos países occidentales que contribuyen con generosas ayudas financieras a la Autoridad Palestina y a diversas ONG palestinas o pro-palestinas que dicen dedicarse a actividades humanitarias, pero que, en la práctica, un gran número es un instrumento de esa estrategia de demonización y aislamiento de Israel.
El conflicto no se reduce a una disputa territorial. Hay algo más. Algo que para los líderes árabes es mucho más importante, y que los medios eligen (a esta altura, es sumamente difícil adjudicar la omisión a otra causa) callar:
Carta de la OLP (de la cual Fatah es miembro mayoritario) establece en su primer y segundo artículos:
“Palestina es la patria del pueblo árabe palestino; es una parte indivisible de la patria árabe, y el pueblo palestino es una parte integral de la nación árabe.
Palestina, con las fronteras que tenía durante el mandato británico, es una unidad territorial indivisible”.
El artículo 1 de la constitución de Fatah declara que “Palestina es parte del mundo árabe, y que el pueblo palestino es parte de la nación árabe…”.
Carta escrita por Abbas (2012) a los residentes de Gaza:
“Nuestra tierra fue conquistada y no es territorio en disputa, y esto es así para toda la tierra que Israel conquistó antes de junio de 1967”.
Ergo, Israel no tiene derecho a existir.
Lo que se condice con la Constitución de Fatah:
– artículo 12: “completa liberación de Palestina, y a la erradicación de la existencia económica, política, militar y cultural sionista”
– artículo 8: la “existencia israelí en Palestina es una invasión sionista”.
Pero, ¿por qué?
En una lección pronunciada en la mezquita de Al-Aqsa (y subida a internet el 27 de octubre de 2015), el clérigo palestino jeque Khaled Al-Maghrabi dijo, según informó MEMRI:
“En un abrir y cerrar de ojos y con una sola palabra, Alá es capaz de aniquilar a los judíos en todo el mundo, hasta el último. Pero, ¿Qué quiere Alá? Quiere que actuemos para llevar a cabo su orden. Nos preguntamos: ¿Qué debemos hacer para implementar la orden de Alá? Lo más importante que podemos hacer para implementar la orden de Alá… Y esto es algo que existe en la mezquita Al-Aqsa… Decimos que la ribat [conflicto / guerra religiosa sobre tierra que se reclama como islámica] en la mezquita Al-Aqsa es la misión más importante que puede ser llevada cabo por una persona elegida por Alá para ser parte del pueblo de Al-Aqsa”.
Casi un año antes de esta “lección”, de este adoctrinamiento en el odio, el propio presidente de la Autoridad Palestina, declaraba (palabras emitidas 19 veces por la televisión de la Autoridad Palestina entre el 17 y el 19 de octubre de 2014):
“Hay personas realizando ‘Ribat‘ [conflicto religioso / guerra sobre tierra que ser reclama como islámica]. Todos debemos llevar a cabo la ‘Ribat‘ en Al-Aqsa [mezquita]. No es suficiente decir: ‘los colonos han llegado [a la mezquita]’. Han venido, y no deben venir al Santuario (es decir, Monte del templo). Tenemos que evitar, de cualquier modo, que entren [los israelíes/judíos] en el santuario. Este es nuestro Santuario…”.