Llama la atención que en un artículo sobre el ya más que evidente antisemitismo en el seno del Partido Laborista inglés – especialmente encarnado en la figura de su líder Jeremy Corbyn -,
El Periódico trate (29/08/2018) el asunto como si en realidad se tratase de una mera acusación que proviene de fuera del partido, y que estaría motivada por “la ira que provocan en la comunidad judía” “las críticas reiteradas al Estado de Israel”.
Poco importaba al medio español que, según
informaba el diario inglés
The Guardian (al que no puede suponérsele una antipatía con los laboristas), el Comité de Asuntos Interiores del Parlamento británico “acusara a los laboristas de incompetencia en su
lucha contra el antisemitismo y en la creación de un espacio seguro para las personas con ‘actitudes viles hacia el pueblo judío’”. Es decir, este comité daba como un hecho que en el partido que lidera Corbyn existe anti-semitismo. No es una cuestión de versiones; que es precisamente lo que parece sugerir
El Periódico.
Este medio, además, elegía omitir el hecho de que Corbyn formaba parte de un grupo secreto de Facebook del que, según David Collier – quien lo expuso -, formaban parte notorios negacionistas del Holocausto, antisemitas y supremacistas blancos.
De la misma manera, silenciaba que el líder laborista fichó por el canal estatal iraní en inglés Press TV; hermano del órgano de propaganda en español Hispan TV, que, como declaró Ezatollah Zarqami, presidente de IRIB, el ente que reagrupa a las televisiones públicas de Irán, fue creado para “reflejar la legitimación ideológica del sistema [político iraní] en el mundo”: ya se sabe, amenazar con borrar del mapa a Israel, negar el Holocausto (banalizándolo, por ejemplo, con grotescos y ofensivos concursos de caricaturas), y financiar el terrorismo de Hezbollah y Hamás (recuérdese que Irán está, según la justicia argentina, acusado de organizar y financiar el atentado contra la mutual judía de ese país – AMIA), entre otras actividades.
Respecto de la presencia de Corbyn en Túnez en una ceremonia donde depositó una corona enrecuerdo delos terroristas de Septiembre Negro que asesinaron a 11 atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos de 1972, el redactor menciona un “controvertido discurso”, pero, vaya sorpresa, no dice nada sobre el mismo. Sólo ofrece el descargo del político inglés. Que en realidad sabía muy bien dónde estaba colocando la corona. Como sabía muy bien quiénes lo acompañaban – aunque ahora juegue al cándido despistado. Tal como recordaba la organización BBC Watch, el propio político escribió una suerte de memoria en forma de artículo al regresar de dicho viaje, que publicó el Morning Star. En la misma, decía que había participado también en una conferencia donde escuchó “discursos de apertura de grupos palestinos como Fatah, Hamás, el Frente Popular para la Liberación de Palestina”. Estos dos últimos, están considerados grupos terroristas… Sabía. Muy bien. Lo que hacía.
Se trata del mismo hombre que – como
explicó Gabriel Morales Sod en
La Razón de México– durante una conferencia del Centro para el Retorno Palestino en 2013, criticó a los “sionistas en la audiencia”, diciendo que “no quieren aprender historia” y que “a pesar de haber vivido muchos años en el país, no entienden la ironía inglesa”. Morales Sod explicaba claramente por qué las declaraciones son un escándalo: porque “Corbyn confluye los términos sionista y judío, y segundo, y mucho más grave, porque al decir ‘a pesar de haber vivido muchos años en el país’ Corbyn está diciendo, implícitamente, que los judíos ingleses no son de verdad ingleses, viven en el país de prestado”.
Ejemplo de manipulación de la información (de desinformación).
Decía El Periódico que “en julio, la ejecutiva del partido [Laborista]adoptó en su código de conducta la definición de ‘antisemitismo’ de la organización internacional que vela por la memoria del Holocausto (IHRA), pero tan solo incluyó 7 de las 11 acepciones por considerar que podrían limitar críticas legítimas a la creación del Estado de Israel”.
A saber por qué ven necesario entrecomillar el término antisemitismo… Mas lo llamativo, es que el medio no le aclaraba al lector qué cuatro incisos de la definición de trabajo dejó fuera el Partido Laborista inglés; ni le indicaba que ninguno de los puntos de dicha definición limita crítica legítima alguna al Estado de Israel. Ahora bien, criticar la creación de dicho estado es negarle al pueblo judío el derecho a su autodeterminación. Pero, más allá de esto, incluso esta última posibilidad está abierta en.
Estos son los once puntos de la definición de la IHRA (por sus siglas en inglés):
- Incitar, prestar apoyo o justificar el asesinato o el daño a judíos en nombre de una ideología radical o una visión extremista de la religión.
- Hacer acusaciones falsas, deshumanizadoras, demonizadoras o estereotipadas sobre judíos como tales, o sobre el poder de los judíos como colectivo, tales como el mito de una conspiración judía mundial, o el control de los judíos sobre los medios, la economía, el gobierno u otras instituciones de la sociedad.
- Acusar a los judíos como pueblo de ser responsables de males reales o imaginarios cometidos por una persona judía individual o un grupo, o incluso por actos cometidos por no-judíos.
- Negar los hechos, alcance, mecanismos (por ejemplo, las cámaras de gas) o intencionalidad del genocidio del pueblo judío cometido por la Alemania nacionalsocialista, sus apoyos y cómplices durante la segunda Guerra Mundial (el Holocausto).
- Acusar a los judíos como pueblo, o a Israel como Estado, de inventar o exagerar el Holocausto.
- Acusar a ciudadanos judíos de ser más leales a Israel, o a supuestas prioridades judías mundiales, que a los intereses de sus propios países.
- Negar al pueblo judío el derecho de autodeterminación, por ejemplo afirmando que la existencia del Estado de Israel es un proyecto racista.
- Aplicar una doble moral exigiendo al Estado de Israel un comportamiento que no se espera y demanda de ningún otro Estado democrático.
- Usar símbolos e imágenes asociadas con el antisemitismo clásico (por ejemplo, la acusación de que los judíos asesinaron a Jesús o el libelo de la sangre) para caracterizar a Israel o a los israelíes.
- Realizar comparaciones entre la política israelí actual y la de los nazis.
- Responsabilizar colectivamente a los judíos por acciones del Estado de Israel.
¿Cuáles quedaron fuera?
¿Alguno de estos?
- Negar al pueblo judío el derecho de autodeterminación, por ejemplo afirmando que la existencia del Estado de Israel es un proyecto racista.
- Aplicar una doble moral exigiendo al Estado de Israel un comportamiento que no se espera y demanda de ningún otro Estado democrático.
- Usar símbolos e imágenes asociadas con el antisemitismo clásico (por ejemplo, la acusación de que los judíos asesinaron a Jesús o el libelo de la sangre) para caracterizar a Israel o a los israelíes.
- Realizar comparaciones entre la política israelí actual y la de los nazis.
¿Cuál de estos puntos cercena la crítica legítima al Estado de Israel?
Lo decía el propio artículo – sin comillas en este caso -: el Laborismo, al parecer, quiere poder criticar la existencia, la legitimidad del Estado judío…
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Si el lector se queda únicamente con la engañosa información que le ofrece el medio, llegará a la conclusión de que Corbyn se encuentra, inocentemente, siempre en el sitio equivocado en el momento equivocado. Lo cierto es que
Corbyn está donde está su ideología. Ni un centímetro más allá: junto a los antisemitas, a los
negadores del Holocausto y a los que creen que Israel no tiene derecho a existir (por ejemplo, con los
terroristas que pretenden consumar ese deseo). Es decir, ni un centímetro más allá de
lo que es.
Que en Inglaterra haya medios que han decidido encubrir la realidad, es de esperar: cuestión de posicionamientos ideológicos, de conveniencias de poder. Pero que un medio español lo haga, es tremendamente singular.
Modificado el 31/08/2018 9.45 amET.