La realidad es muy distinta. Casi, podría afirmarse sin temor a equivocarse por mucho, opuesta.
Ante la decisión de Estados Unidos de retirarse de dicho foro, los medios perdieron, una vez más, la oportunidad de contarles a sus lectores qué ocurre realmente en dicho Consejo.
El director ejecutivo de la ONG UN Watch, Hillel Neuer desvelaba el verdadero rosto (y, tras ese rostro, los verdaderos fines), del mencionado consejo en una brevísima serie de tuits. Y es que no hace falta mucho más. Los hechos están a la vista de todos. Salvo del que conscientemente cierra los ojos – y, claro, del que se informa a través de éste.
Para comenzar, la presencia de miembros que violan de manera sistemática los derechos que ese consejo dice defender. Entre ellos: China, Cuba, Egipto, Irak, Catar, Arabia Saudita, Venezuela, etc. ¿No debería ser el carácter democrático de un estado una condición sine qua non para formar parte del mismo? Ni hablar, ya, de tener un decente registro de respeto a los derechos humanos.
Neuer seguía con su suerte de bestiario indicando que el Consejo nombró a Idriss Jazairy como experto de la ONU en Derechos Humanos. Jazariy, “como embajador de Argelia redactó el infame Código de Conducta para amordazar a los expertos en Derechos Humanos de la ONU. Sus informes describen a los regímenes de Rusia, Sudán y Siria como víctimas de sanciones occidentales”.
Mientras tanto, Al Assad suelta otro barril bomba o armamento químico contra su población.
Pero prosigamos con Neuer. Que no tiene desperdicio – aunque los medios desperdicien los hechos para mantener intacto su “relato”.
Arabia Saudita fue nombrado presidente del panel de este Consejo que selecciona a los altos funcionarios – incluido el experto de la ONU en derechos de la mujer… Sí, no es broma – que dan forma a los estándares de derechos humanos y que informan sobre las violaciones a nivel mundial.
El zorro como encargado del gallinero.
Pero hay más en el mundo cínico de la ONU.
“El Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha reelegido y honrado repetidamente a su funcionario más antiguo, Jean Ziegler, cofundador – y galardonado en 2002 – del ‘Premio Muamar Gadafi de Derechos Humanos´’”. Sí, el premio Gadafi de Derechos Humanos. La ONU no ha caído en una madriguera o atravesado un espejo; la ONU no tiene esa inocencia. Hay, en su caso, perversión.
Al personaje que sigue lo conocemos bien. Richard Falk, conspicuo antisemita. Durante seis años fue el “relator” Especial para Palestina del Consejo. Ello, a pensar de que fue condenado por el gobierno británico en tres oportunidades por antisemitismo, y que Ban Ki-moon lo reprendió por sus “absurdas en insultantes” teorías conspirativas sobre el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Antisemitas, defensores y glorificadores de dictadores, negadores del Holocausto, encubridores de violaciones de derechos humanos… Todos ellos, en el Consejo de marras. No está mal.
Pero volvamos con Neuer, que afirmaba:
“El Consejo de Derechos Humanos de la ONU otorga impunidad a la mayoría de los peores regímenes del mundo, adoptando cero resoluciones sobre graves abusos contra los derechos humanos perpetrados en Argelia, China, Cuba, Egipto, Gaza, Irak, Nicaragua, Pakistán, Rusia, Turquía, Venezuela, Zimbabwe…”.
Y la lista sigue. Y el silencio. Del Consejo, y de los medios.
El Consejo de Derechos Humanos viene, así, a servir para su opuesto. Además de ser utilizado como arma para señalar y demonizar a los oponentes.
Vamos con otra conocida.
La bochornosa comisión Goldstone del Consejo de Derechos Humanos, de 2009,contrató a la Dra. Grietje Baars para que fuese la autora imparcial de capítulos fundamentales del informe. Lo hicieron a pesar de “saber que era una radical partidaria de Hamas y ex portavoz europea de la flotilla de Gaza apoyada por terroristas de la IHH”.
Neuer concluía su listado de infamias señalando que el mencionado Consejo “recompensó repetidamente a Najat Al-Hajjaji, representante del régimen de Gadafi, con puestos clave, entre ellos el de presidente del comité preparatorio de la Conferencia de Durban II sobre el racismo”.