El hecho
La agencia continuaba diciendo que:
“Las fuerzas de Hamas impidió a los periodistas que filmaran la manifestación, y un periodista de AP fue brevemente detenido a punta de pistola hasta que entregó sus teléfonos móviles a hombres de seguridad de civil.
La Asociación de Prensa Extrajera, que representa a los medios internacionales operando en Israel y los territorios palestinos, dijo que un fotógrafo de la Agence France-Presse fue brutalmente golpeado en la cabeza por policías uniformados, y necesitó asistencia médica, luego de que se negara a entregar su cámara”.
Es de notar que las protestas iban dirigidas contra Hamas: los gazatíes responsabilizaban directamente al grupo terrorista por la escasez eléctrica. Algo que, sumado a la censura practicada por el grupo terrorista, parecía no encajar en el “relato” que los medios hacen del conflicto: ha se sabe, que Israel es el arquetipo de todo lo que está mal en el mundo, de todo lo que hace del mundo un lugar inaceptable.
Según el diario israelí de preferencia de los medios occidentales, el Ha’aretz, el General Yoav Mordechai, Coordinador de las Actividades del Gobierno en los Territorios (COGAT, por sus siglas en inglés), declaró que los líderes de Hamas disfrutan de electricidad todo el día, mientras el resto de la población sólo tiene tres horas diarias. Además, acusó a Hamas de utilizar los fondos que recauda como impuestos eléctricos para “fines personales y material militar”. Al punto que afirmó que cada túnel desde Gaza tiene un generador para uso exclusivo de Hamas.
Además, AP indicaba que el comediante gazatí Adel al-Mashwakhi fue arrestado horas después de publicar un video (titulado “Hamas, es suficiente”) “sobre las penurias bajo el control de Hamas”, donde enumeraba las carencias básicas en Gaza. “[Quítanos] todo excepto la electricidad, Hamas”
Lo que hacía Hamas en Gaza, lo hacía la grandísima mayoría de los medios en español en el resto del mundo: censurar, acallar, silenciar; de forma connivente.