Parece razonable inferir que una crónica de una agencia de noticias como Associated Press será la misma en su versión original en inglés que en su traducción al español, más allá de algún matiz idiomático.
Pero el 9 de noviembre de 2015, la versión en español de un artículo que daba cuenta del intento de apuñalamiento por parte de una palestina y su muerte en el intento, contenía una diferencia sustancial no atribuible a una equivocación de traducción, sino a un error deliberado.
En el último párrafo de dicho texto se sugería que la capital de Israel es (erróneamente), Tel Aviv:
…75 palestinos perdieron la vida por fuego israelí, incluyendo 48 que según Tel Aviv estaban implicados en las agresiones o planeaban cometer una.
La sede o asientodel gobierno y el parlamento de Israel están en Jerusalén. Es decir, Jerusalén es la capital del Estado judío.
Pero la crónica orignial en inglés de la misma agencia no mencionaba a la municipalidad de Tel Aviv como fuente de dichas afirmaciones, sino, precisamente, al gobierno israelí:
… 75 Palestinians have been killed by Israeli fire, including 48 said by Israel [según Israel] to be involved in attacks or attempted attacks.
Así pues, de haber querido utilizar la fórmula a través de la cual se hace referencia al gobierno de un país mencionando su ciudad captial (es decir, donde dicho gobierno tiene asiento), debió haberse mencionado, en el caso de Israel, a Jerusalén, y no a la ciudad costera israelí.
O directamente mencionar la palabra Israel, tal como hacía en su versión en inglés. Es decir, dejar las cosas tal y como estaban.
Entonces, ¿qué es lo que cambia de un idioma a otro que permite la intruducción de falacias de motu proprio?