Lo preocupante es cuando los medios se convierten (voluntaria o inconscientemente) en altavoces de esta propaganda anti-israelí, al fracasar a la hora de ofrecerle al lector un contexto adecuado, de identificar a los sujetos de la noticia – su historia, sus intereses particulares e ideológicos, etc. – y de recurrir a la versión israelí (y, muchas veces, al proceder consuetudinario en casos similares).
De esta manera, los medios terminan por convertirse en amplificadores de una propaganda, en meros reproductores de las acusaciones palestinas – presentadas como hechos, o como cuestiones que no merecen ni contexto, verificación o versión israelí.
En ReVista hemos dado amplia cuenta de, por un lado, quién es Jibril Rajoub (su pasado, sus intereses) y, por el otro, de cómo se ha utilizado al fútbol palestino para fines deltodoajenos al deporte.
Mas, a la luz de un profundo artículo publicado por The Tower, y del pedido a la FIFA, por parte de Shurat HaDin – ONG israelí-, de expulsión de Rajoub de dicho organismo deportivo,ahondaremos aún más, si cabe, en estos dos puntos de suma relevancia.
La crónica recién mencionada señalaba que luego de 15 años de prisión – por arrojarle una granada a soldados israelíes -, Rajoub fue puesto en libertad en 1985, junto a otros 1149 presos,en elintercambio por tres israelíes tomados como rehenes por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
Precisamente, la ONG israelí – que impulsó el juicio en Nueva York en el que se falló contra la OLP y la Autoridad Palestina por su responsabilidad en ataques terroristas a principios de los 2000 -, en su carta a la FIFA, solicitaba la expulsión al presidente de la Asociación Palestina de Fútbol, Jibril Rajoub, “por servir como miembro de una organización terrorista a la vez que encabeza dicha Asociación futbolística, en flagrante violación de los principios básicos de la FIFA”.
Además, según indicaba el Jerusalem Post, el Shurat HaDin apuntó que “Fatah es la organización matriz de las asesinas Brigadas de los Mártires de al-Aqsa” y que “Fatah fue la organización que estuvo detrás del asesinato de 11 atletas israelíes en los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972”.
Por su parte, la crónica de The Tower proseguía relatando que, finalmente, Rajoub se convirtió en uno de los asistentes de Yasser Arafat, sirviendo como jefe de la Fuerza de Seguridad Preventiva de la Autoridad Palestina, luego del regreso, post- Acuerdos de Oslo, de Arafat a Cisjordania. Como jefe de seguridad, Rajoub fue acusado con frecuenciade facilitar la tortura de los prisioneros y los opositores políticos.
Entonces, el texto decía:
“A diferencia de la mayoría de los directivos deportivos, que creen en (o al menos hablan en público de) la capacidad de los deportes para unir a los pueblos de diversos orígenes, Rajoub no ha impulsado tal pretensión – en cambio ha dicho que el deporte palestino es uno ‘de los métodos de resistencia’ contra Israel, y ha enfatizado que la juventud palestina – sobre la que tiene mucha influencia como zar del deporte de la Autoridad Palestina – tiene un papel clave en la creación de un ‘permanente estado de confrontación’”.
“Rajoub, personalmente, y junto a otros miembros del Comité Central de Fatah apoya activamente y presta ayuda a las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa y se involucra en conductas públicas dirigidas a fomentar la discriminación y la violencia contra los judíos e israelíes, en violación de los principios de la FIFA y del código disciplinario de la FIFA”.
“Fatah ha decidido que nuestras relaciones con los israelíes son relaciones entre enemigos… ¿Acaso les estoy impidiendo de masacrar un asentamiento? Nadie está deteniendo a nadie”.
Para concluir, la crónica de The Tower ofrecía algunos ejemplos – de los numerosos existentes-, de jugadores de fútbol que han sido reconocidos públicamente, por grupos terroristas, como miembros de sus organizaciones. El jugador del Jabalia Youth Sports Club, Ayman Ahmad al-Kurd era miembro de las Brigadas Qassam (que reconocieron su martirio en su sitio web), y llevaba su ropa de combate cuando falleció durante la operación Plomo Fundido.
La Yihad Islámica Palestina admitió – ante Reuters – que Wajih Mushtahi, un miembro del equipo olímpico palestino que murió durante la Operación Plomo Fundido, era un combatiente de su organización.
Y Shadi Sbakhi, que jugó para el al-Nuseirat y una vez se ganó un puesto en la selección nacional, no era sólo un operativo de las Brigadas Qassam, sino un comandante.
Finalmente, el artículo narraba el caso de Omar Abu Rwayyis:
“El caso más notorio, sin embargo, fue el del joven de 23 años, Omar Abu Rwayyis (también escrito Rois o Ruis)…, que además de ser el portero del equipo olímpico Palestino también fue ura empleado de la Media Luna Roja, la versión local de la Cruz Roja. Abu Rwayyis fue detenido en 2012 Abril, junto con otros 12…, por su participación en un complot de Hamas para atacar a soldados de las FDI. Abu Rwayyis, junto con otros empleados La Media Luna Roja, ayudaron a transportar Kalashnikovs que fueron utilizadas paraatacar vehículos de las FDI”.
Fútbol, servicios sanitarios… y terrorismo.
El año pasado, sin ir más lejos, el fútbol también sirvió a los intereses del odio, del terrorismo. Así lo indicaba el Jerusalem Post: Samah Fares Muhamed Marava, de 22 años, y residente en Calquelia, salió de Israel con su equipo en una gira futbolística el 15 de abril. Una vez en Catar, el jugador se reunió con miembros del grupo terrorista Hamas. Durante su interrogatorio – relataba el medio -, Marava dijo que antes de viajar a Catar, Muad Yusef Hasan, un alto operativo de Hamas en Calquelia, se le acercó para pedirle que se reuniera con Talal Sarim, parte de la “rama militar” de Hamas. Entonces, el diario explicaba que según la declaración, durante la reunión con Talal Sarim, Marava recibió dinero, un teléfono móvil y mensajes escritos que Sarim le pidió que llevara para Hamas en Cisjordania.
Rajoub ha elevado un pedido a la FIFA, el máximo organismo mundial del fútbol… Pero, en todo esto, ¿dónde está el fútbol?
A saber.
¿Y el periodismo?