“Los titulares constituyen el principal elemento de una información. Sirven para centrar la atención del lector e imponerle de su contenido”, Manual de Estilode El País
Mas, ésta no es una problemática reciente ni puntual, sino que parece haberse convertido en una práctica extendida cuando de dar cuenta de sucesos del conflicto palestino-israelí se trata.
Pero, ¿por qué plantea un problema un titular erróneo si, luego, a menudo, el cuerpo de la crónica informa de manera más amplia y correcta?
Veamos.
José Francisco Sánchez, profesor de Redacción Periodística en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de Navarra, indicaba que:
“Al contrario de lo que sucede con los demás títulos, el titular periodístico nos da el texto desde el final, por decirlo así. Nos dice de antemano qué es lo que vamos a encontrar en él y, como consecuencia, cómo debemos leer ese texto.
En un texto no periodístico, el lector deberá agotar hasta la última línea de texto para poder determinar qué quiere decir, cuál es su contenido significativo. Y sólo cuando ha terminado la lectura, puede construir la macroestructura semántica del texto, por la suma de todos los contenidos semánticos que en él se presentan. Sin embargo, en el titular noticioso sucede justamente lo contrario. El lector puede omitir la lectura del texto, precisamente porque el titular le dice de antemano qué es lo que va a encontrar en él: no sólo una indicación general del contenido, sino el contenido mismo.
[…]El titular periodístico, por lo tanto, determina la interpretación del texto, pero no sólo en el sentido descrito. También lo determina en la medida en que el titulador juega con el saber compartido con los lectores”.
Y, a fuerza de repetición – de imposición de una perspectiva (de una narrativa, incluso) -, ¿cuál será ese “saber” compartido cuando Israel es uno de los sujetos de la noticia?
Pero, volviendo a lo que decía Sánchez, el titular ofrecería una “idea general del contenido”… Mas, en los recientes análisis de ReVista antes mencionados, encontramos que los titulares no resumían la noticia (es decir, no daban una “idea general del contenido” de la misma), sino que, más bien, parecían sugerirle al lector el punto de vista desde el que debía abordarse la crónica que, justamente, el titular no reflejaba.
De esta manera, el titular parecía asemejarse más a una apelación a un código común: algo así como “recuerde usted que Israel es (siempre – y más allá de lo lea a continuación) el agresor/opresor”; llegando, en algunos casos, casi a revertir la relación causal de una serie de sucesos para que se ajustaran a ese marco ideológico, al ubicar a Israel como el sujeto activo y a los palestinos como sujetos pasivos – al punto que parecía únicamente informarse de los ataques palestinos (es decir, la causa de las noticia analizadas) sólo como algo ineludible (y secundario; casi colateral) a la hora de dar cuenta de la respuesta israelí (consecuencia de los ataques palestinos iniciales).
Pero, una vez más, ¿puede ser tan importante el titular si, a posteriori, el texto aclara más o menos el asunto?
Pues sí que lo es.
“La gente ocupada (que incluye todos sus lectores) analiza el periódico contemplando fotos, titulares y pie de fotos para decidir si quieren comprometer más tiempo en leer las crónicas que les interesan. Las fotos, pie de fotos y títulos, por lo tanto, son puntos de toma de decisiones importantes. De hecho, pueden ser más importantes que cualquier párrafo en una crónica normal. Probablemente más consumidores de noticias ven los títulos y pie de fotos en una página que, incluso, de los que leen el primer párrafo de la historia principal”.
“…de la misma manera en que la gente puede manejar la impresión que causa a través de su elección de vestuario, así también, la elaboración de un titular puede cambiar sutilmente la percepción del texto que sigue. Al llamar la atención sobre ciertos detalles o hechos, un titular puede afectar qué conocimiento existente es activado en su mente. Por su elección de fraseo, un titular puede influir en la forma de pensar al leer, de forma que más tarde se recuerden detalles que coinciden con lo que se esperaba”.