El diario titulaba su texto bajo la etiqueta de Abusos en Medio Oriente de la siguiente manera:
La amenaza colona
Que recordaba al antiguo “¡que vienen los rusos, o los rojos!” O ¡los marcianos, o los tártaros!
El paisaje de Al-Janiya, en Cisjordania, es verde aceituna: hectáreas de bancales con olivos que son el alma de este pueblo y la fuente de vida de sus habitantes. Lo único que rompe la armonía entre el cielo y la tierra aquí son las colonias israelís que invaden un territorio ajeno.
Hasta el momento, el artículo sólo ofrecía valoraciones en lugar de información.
Entonces continuaba reproduciendo declaraciones:
Me han dejado entrar en mis tierras tres días para recoger las aceitunas. En todo el año no me dan ni un mes de acceso’, explica Abás Yusef, un campesino de 70 años de Al-Janiya, cuyos olivos están en la colonia de Talmon.
Cuando me concedieron el primer permiso y entré en mis tierras, vi una catástrofe: los colonos habían arrancado 400 olivos milenarios y habían construido carreteras entre los árboles’, añade Yusef.
Un vecino suyo pudo acceder hace una semana a sus tierras para recoger las aceitunas -es tiempo de recolecta- y se encontró con que los colonos le habían robado dos tercios de la cosecha, que este año se ha retrasado allí porque había fiestas judías’.
La historia personal suplantando a las fuentes acreditadas, contrastadas, que fungía de refuerzo al marco que parecía pretender darse de la realidad. En definitiva, la historia personal como una apelación a las emociones para predisponer al receptor del mensaje a favor de dicha interpretación.
En tanto, la voz israelí era ignorada por completo.
La crónica continuaba afirmando que:
Casi la mitad de la tierra palestina cultivada está dedicada a los olivos y el 25% de los ingresos agrícolas palestinos proceden del aceite de oliva, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). Los olivos son el medio de vida de miles de familias palestinas que sufren violencia de colonos.
Entre el 2006 y el mes pasado, la OCHA registró más de 2.300 ataques de colonos que acabaron con víctimas o graves daños a propiedades [unos 287 ataques por año]. Entre el 2009 y el pasado agosto, al menos 50.000 árboles frutales, la mayoría olivos, fueron destruidos por colonos.
A propósito de la Coordinadora de las Actividades del Gobierno (israelí) en los Territorios (COGAT), ¿no era relevante conocer lo que tenía para decir sobre la violencia y la realidad de la zona en general?
En tanto, el texto de El Periódico continuaba señalando que:
En la primera quincena de octubre hubo 10 ataques de colonos a palestinos que acabaron con heridos -incluidos tres niños- y daños materiales. Los asaltos quedan casi siempre impunes porque el Ejército y la policía israelís protegen a los colonos.
La violencia colona se ha disparado en zonas agrícolas y urbanas, como Jerusalén este. La semana pasada, las autoridades palestinas denunciaron en una carta a la ONU los ataques de colonos y alertaron de que los atropellos de palestinos por parte de colonos son una práctica habitual‘. El último caso se produjo el 19 de octubre: un colono arrolló a dos niñas -de 5 y 8 años- que volvían de la escuela en Cisjordania y mató a una de ellas. Luego huyó.
¿Puede probar la redactora que el Ejército y la policía israelíes protegen a los colonos?
Además, en el afán por retratar una imagen determinada del conflicto con unatacante único,inequívoco -, el texto omitía todo aquello que ubicara a los palestinos del lado agresor de la realidad. Así, silenciaba, ni más ni menos, el recienteatentado perpetrado por un palestino en Jerusalén con un automóvil.Su resultado: una beba de tres meses y una joven de 22 años asesinadas.
Pero no sólo eso, sino que convertía un accidente en algo que sugería un ataque premeditado por parte de un “colono”. Pero Einas Khalil, la niña palestina de 5 años atropellada por el “colono” la semana pasada, muriócomo consecuencia deun accidente. La policía investigó lo sucedido e interrogó al culpable. Éste explicó que no se detuvo tras el atropello porque temió ser linchado por la multitud que había acudido al lugar de los hechos. Continuó hasta Ofra, la primera población judía, y llamó a la policía para entregarse y contar lo sucedido. La investigación determinó que se trató de un accidente.
La crónica tampoco mencionaba que, según informó el Centro Meir Amit de Información sobre Inteligencia y Terrorismo:
En total, durante el mes [de septiembre de 2014], se llevaron a cabo 114 atentados [palestinos] (a diferencia de 310 atentados en el mes de agosto de 2014). Entre los atentados, 89 ocurrieron en los territorios de Judea y Samaria (a diferencia de 241 en el mes de agosto de 2014) y 25 en Jerusalén (a diferencia de 69 en el mes de agosto de 2014) La mayoría de los atentados de septiembre (98 de 114), fueron del tipo de lanzado de bombas molotov, 25 de ellos en Jerusalén. Asimismo se realizaron 15 atentados del tipo de colocación de artefactos caseros/ granadas improvisados y un atentado de disparos con un arma liviana. No hubo heridos durante el mes (sitio del Servicio de Seguridad General, 19 de octubre de 2014).
El 2 de octubre de 2014 los soldados de la Guardia Fronteriza detuvieron en el cruce Tapuah a dos palestinos de Nablus, de unos veinte años de edad, que despertaron sospechas. En la búsqueda realizada entre sus herramientas se encontraron en poder de ellos, tres artefactos explosivos improvisados, un revólver también improvisado y varios cuchillos. Los palestinos fueron detenidos para ser investigados (Ynet, 2 de octubre de 2014).
El 2 de octubre de 2014 se arrojaron piedras en dirección de un vehículo en el barrio de A Tur de Jerusalén. Como resultado de esas piedras, resultaron con heridas leves dos chicas, que viajaban en el coche que resultó con daños (Ynet, 2 de octubre de 2014).
El 1 de octubre de 2014 se arrojaron piedras hacia un jardín de infantes judío en Jerusalén Este (Ynet, 1 de octubre de 2014).