Un pasaporte en Gaza es un billete hacia la vida (21 de julio de 2014), una crónica de Mikel Ayestarán, enviado especial a Gaza del diario ABC, parecía más escrito desde la óptica activista que periodística.
En dicho artículo, el autor daba cuenta de un dispositivo de la ONU que sacó a cientos de personas con pasaportes internacionales de la Franja, y aseguraba que:
En el centro de la ciudad no hay ataques, pero en Gaza todo está tan cerca que cada explosión en ese barrio del este vecino a la frontera israelí se siente en primera persona.
Pero: siempre parece haber un pero para ayudar a pintar la situación de acuerdo a la propia visión ideológica. Es decir, no hay bombardeos, pero como si los hubiera. Extraño criterio periodístico.
Mas, esto era lo de menos. La crónica discurría en un soslayo de los motivos que hay detrás del sufrimiento de los habitantes de la Franja (ataques de Hamas contra Israel, amén del emplazamiento de lanzaderas – véase TVE, minuto 24.43, disparo de cohetes desde un mercado -, bocas de túneles y arsenales en áreas residenciales) y en un tono más cercano a la literatura (por el recurso manido de lo emotivo) que al de lo meramente informativo.
Era en el final donde se desplegaba uno los lugares comunes del activismo que sirven para soslayar el terrorismo y acusar a Israel:
Los afortunados ponen dirección a Jordania en medio del fuego que asola Shejaiya. Ellos se van, pero la inmensa mayoría de palestinos sigue encerrada bajo las bombas en esta cárcel al aire libre en la que ha convertido Israel a Gaza.
¿Encerrada bajo las bombas? ¿Quiere decir que Israel bombardea indiscriminadamente? Si fuese así, ¿no debería haber un número de bajas mucho mayor? Comparable tal vez con las cifras de bajas del conflicto en Siria y que no parecen despertar tanta solidaridad por parte de los periodistas.
La llave de esa cárcel imaginaria que tantos suponen y mencionan, la tiene Hamas (una palabra que Ayestarán no menciona ni una sola vez), no Israel.
Es Hamas la que ha encerrado a su población en esa terrible situación, convirtiéndolos en sus rehenes y escudos. Está en Hamas el abrir o no esa prisión; y es muy simple lo que debe hacer: Hamas debe dejar de atacar indiscriminadamente a los civiles israelíes y aceptar las condiciones de la llamada Hoja de ruta del Cuarteto de Medio Oriente (entre ellas, el reconocimiento de Israel, la renuncia a la lucha armada y el reconocimiento de los acuerdos ya concluidos entre Israel y la OLP).