En una brevísima crónica del 14 de julio de 2014, en base a información de la agencia de noticias francesa AFP apuntaba, el portal Terra de Argentina tergiversaba la realidad. El medio publicaba (“Fuerzas israelíes matan a un palestino en enfrentamientos en Cisjordania”):
“Un palestino murió el lunes por la mañana en enfrentamientos con el ejército israelí en la ciudad de Hebrón, al sur de Cisjordania, informó su familia.
La víctima, identificada como Munir Ahmed Badarin, de unos 20 años, recibió disparos en enfrentamientos cerca de Al Samua y murió poco después en el hospital, según indicaron sus familiares”.
Los hechos, según el Jerusalem Post (14 de julio de 2014), fueron bien distintos:
“En la mañana del lunes las FDI mataron a tiros a un palestino cerca de Hebrón que formaba parte de un grupo que arrojaba piedras y bombas incendiarias [cócteles Molotov] a los conductores israelíes.
El incidente se produjo al oeste de la aldea de Samu cerca de Hebrón.
Las FDI dijeron que el fallecido fue uno de los tres hombres enmascarados que arrojaban los objetos a los conductores. Tras hacer unos disparos de advertencia, las Fuerzas de Defensa de Israel dispararon contra los sospechosos”.
También el New York Times explicaba, el mismo día, que:
“Un portavoz militar [israelí] dijo que la información inicial indicaba que varios palestinos estaban arrojando piedras y cócteles Molotov contra automóviles israelíes y que el soldado o soldados abrieron fuego. Añadió que el hecho estaba bajo investigación”.
La realidad cambia sustancialmente.
La utilización del término “enfrentamiento”, en lugar de hacer un recuento de los hechos, anula cualquier responsabilidad del fallecido, posibilitando que el medio obvie información sumamente relevante. El “enfrentamiento” puede deberse a diversos motivos; y, en el marco del conflicto palestino-israelí y del ideario instalado entre los lectores – a fuerza de prejuicios, tergiversaciones, errores y soslayos de información – , los motivos terminan por apuntar siempre a un mismo “culpable”.