Existe un dicho en Estados Unidos que podría resumir bastante bien el análisis que ofreció Visión 7, programa informativo de la televisión pública argentina, respecto al descubrimiento de los tres jóvenes israelíes asesinados:
¿Y aparte de eso, señora Lincoln, qué le pareció la obra de teatro? (Recordemos que Abraham Lincoln fue asesinado mientras asistía a una obra de teatro)
Del mismo modo, Pedro Brieger, analista de Visión 7, iniciaba su análisis de la situación afirmando:
Más allá del hecho puntual de los tres jóvenes israelíes secuestrados…
Es decir que para la televisión pública argentina el asesinato de los chicos no es más que un pequeño detalle, sólo interesante en este caso, para que el sociólogo Brieger pueda centrar su análisis en lo malvados que son los israelíes.
Precisamente, la idea que subyace a lo largo de todo el análisis es la de culpabilizar a las víctimas exonerando a los verdugos.
Así, Brieger se lanza a una serie de afirmaciones falsas sostenidas en la manipulación del lenguaje y la presentación tergiversaciones históricas. Por ejemplo, para quitar todo tipo de trascendencia al asesinato a sangre fría de los tres jóvenes israelíes, el sociólogo de la televisión pública argentina asegura que a cambio, Israel todos los días continúa secuestrando a gente en los territorios e incluso matando. Obviamente esto es mentira, de hecho, para sostener su argumentación, el analista tiene que recurrir al argumento de que esto sucede ante el silencio de los grandes grupos mediáticos.
Por otra partre, las cifras empleadas de presos palestinos presentan demasiadas incógnitas como para que puedan ser tenidas en cuenta. Tal y como el analista Alex Safian explica en su análisis acerca de algunos falsos mitos, ello no da fe de toda la historia, ya que muchos de los palestinos presos en las cárceles israelíes lo están a causa de la explosión de la violencia palestina desde la firma de los Acuerdos de Oslo con Yasir Arafat y la OLP en 1993. Desde entonces, un total de 1.469 israelíes murieron y más de 10.000 resultaron heridos en ataques terroristas palestinos (ver aquí, aquí y aquí para más detalles). Con más de 14.000 muertos o heridos en ataques palestinos, parece razonable que haya más de un palestino preso en cárceles israelíes.
Pero en su búsqueda de legitimar lo que llama resistencia, Brieger no duda en acusar a Israel de ser un pacman que avanza comiéndose el territorio palestino. Como si los palestinos hubieran tenido alguna vez un territorio propio que los isrelíes le han ido quitando poco a poco. Sin embargo, cualquiera que haya abierto un libro de Historia sabe que los palestinos jamás tuvieron un estado propio. Que la opción que tuvieron en 1947 fue rechazada por ellos mismos. Que las posteriores guerras fueron iniciadas siempre por los estado árabes, y que hoy existe mucho mayor concepto de Estado Palestino de lo que pudo existir jamás antes. Luego su imagen de pacman comilón de terrenos no se sostiene.
El concepto descontextualizado del término ocupación, permite de hecho a Brieger justificar los asesinatos a sangre fría de estos tres adolescentes, especialmente cuando subraya que hay que recordar que estos chicos estaban en un territorio que Naciones Unidas determinó en 1967 que los israelíes se tenían que retirar.
Dejando de lado la cuestión de que esto le resulte una justificación ética para matar a tres jóvenes desarmados de 16, 16 y 19 años que volvían a casa tras sus estuidos, es importante destacar que la ONU jamás decretó que Israel debería retirarse de ningún territorio concreto. Probablemente Brieger haga referencia a La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (noviembre, 1967), que no pidió la retirada de todos los territorios, y que vincula la exigencia de una retirada israelí de territorios que ocuparon (no especifica cuáles), a la
Terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenazas o actos de fuerza.
No es factible lo uno sin lo otro. A ese respecto, es de sobra conocida la negativa palestina a reconocer un estado judío (tanto por parte de Fatah, como de Hamás) y sus derivadas amenazas de agresión que se ciernen sobre Israel (tanto desde Gaza, como desde Cisjordania).
El análisis completo que la televisión pública argentina ofreció a su audiencia revela no sólo una carencia total de la más mínima piedad por los jóvenes asesinados y sus familias, sino una serie de lagunas informativas destinadas a convertir la realidad en un simple slogan anti-israelí.
Es el relativismo moral que convierte a víctimas en verdugos y que ya denunciara en su día el maestro Discépolo: Todo es igual/ nada es mejor/ lo mismo un burro que un gran profesor.