El 30 de noviembre de 2012, la agencia de noticias Reuters Latinoamérica (Israel expandirá asentamientos tras votación ONU sobre palestinos) daba cuenta del plan de construcción israelí en la zona E1:
“Israel planea construir miles de nuevas unidades de vivienda en sus asentamientos de la ocupada Cisjordania y Jerusalén del Este, dijo el viernes un funcionario israelí, en un desafío a la decisión de Naciones Unidas de reconocer implícitamente al Estado palestino”.
Ante todo, fue la dirigencia palestina la que, con su paso unilateral ante la ONU desafió la legalidad internacional, al violar los acuerdos bilaterales vinculantes firmados con Israel que claramente establecen, según reproducen Gore Gold y Diane Morrison en su artículo Averting Palestinian Unilateralism:
“… el Acuerdo Interino estableció en sus cláusulas finales (Artículo XXXI) un principio fundamental: ‘Ninguna de las partes deberá iniciar o dar un paso que cambie el estatus de Cisjordania y la Franja de Gaza, a la espera de los resultados de las negociaciones del estatus permanente‘”
Por otra parte, en el artículo de la agencia de noticias no se informaba sobre la localizaciónen la quese planea dicha construcción: será en el área E1, que conecta Jerusalén Este con Ma’ale Adumim, según informó EFE.
“La construcción israelí y palestina en Cisjordania ha sido gobernada por los términos legales del Acuerdo Interino Oslo II a partir del 28 de septiembre de 1995. El área alrededor de E1 está dentro de área C, donde, según Oslo II, Israel retuvo los poderes de división por zonas y planificación. Por consiguiente, la mayor parte de la construcción palestina recientemente realizada allí es ilegal. En contraste, ninguno de los Acuerdos de Oslo prohibió la actividad de establecimiento (asentamiento) israelí, aunque Israel aplicó auto-limitaciones unilaterales en esta área en años recientes. […] Sin el control del área E1, Israel tiene cierta aprehensión sobre la construcción de un cinturón palestino que amenazará Jerusalén desde el este y bloqueará el desarrollo de la ciudad hacia el este…”.
En temor que tiene fundamentos, puesto que en su libro Illegal Construction in Jerusalem: A Variation on an Alarming Global Phenomenon, Justurs Reid Weiner reproduce una entrevista concedida a la revista egipcia El-Aharam Al-Arabi, en junio de 1997, donde Faisal Husseini, entonces miembro del Comité Ejecutivo de la OLP a cargo de la cartera de Jerusalén declaraba:
“El programa palestino es crear un cinturón palestino alrededor del cinturón israelí[de los nuevos barrios post-1967].… el gran reto para los palestinos es construir, incluso sin permiso”.
“Israel y Estados Unidos se habían opuesto a la resolución, que refuerza el reclamo de los palestinos sobre Cisjordania, Jerusalén del Este y la Franja de Gaza, porque consideran que la soberanía territorial debería ser determinada por negociaciones de paz con el Estado judío”.
No, no lo consideran Estados Unidos e Israel; es el texto de los acuerdos vinculantes que palestinos e israelíes firmaron. Al Acuerdo Interino recién mencionado, se suma la Declaración de Principios(13 de Septiembre de 1993), que formalizó el proceso de paz entre israelíes y palestinos, exige, en su Artículo XV que:
“Las disputas derivadas de la aplicación o interpretación de esta Declaración de Principios, o de cualquier acuerdo subsiguiente relacionado con el período provisional, deben ser resueltas mediante negociaciones…”
El Cuarteto de Medio Oriente, por otra parte (Naciones Unidas, Unión Europea, Rusia y Estados Unidos), en unadeclaración emitida el 26 de junio de 2009, afirma que:
“…acciones unilaterales adoptadas por cualquiera de las partes no pueden [determinar de antemano] el resultado de las negociaciones y no serán reconocidas por la comunidad internacional”.
“Pero esas conversaciones han estado estancadas por dos años, debido al rechazo de los palestinos a la actividad en los asentamientos judíos”.
“…el acuerdo de paz alcanzado por Israel y los palestinos en Oslo, junto con el Acuerdo Provisional de 1995, permiten el crecimiento de los asentamientos así como el crecimiento – y la creación – de comunidades palestinas en los territorios disputados. Los palestinos adquirieron los derechos para la planificación y la división por zonas en el área A; en tanto que Israel retuvo los mismos derechos en área C, donde los asentamientos estaban localizados. El estatuto jurídico se debía alcanzar y decidir sólo en las negociaciones de estatus finales que, lamentablemente, nunca ocurrieron. Hasta que este punto sea alcanzado, el crecimiento de asentamientos [en el área C] permanece dentro del alcance legal de los Acuerdos de Oslo”.
“… [llamó] a un desarrollo masivo en el Área C – un área en la cual la Autoridad Nacional Palestina ejerce poderes civiles y responsabilidades, así como la jurisdicción funcional bajo el paraguas de la seguridad y administración civil israelí – el destino de la cual, según requiere el Acuerdo Provisional, será acordado en las negociaciones de estatus permanentes”.
En su lugar, Reuters insiste con la perspectiva palestina, y añade un gravísimo error:
“Los israelíes insisten en que mantendrán los bloques de asentamientos de Cisjordania bajo cualquier acuerdo final y que Jerusalén del Este debe permanecer como su capital indivisible”.
Para comenzar, la división Este y Oeste fue producto de una agresión por parte de 5 ejércitos árabes junto con los árabes de palestina en 1948. Como producto de esa guerra, Jordania ocupó esa parte de la ciudad ilegalmente, y la misma quedó artificialmente dividida. Israel, en el curso de las acciones de defensa, capturó la parte Occidental, donde está ubicada la sede del Gobierno.
El articulista desconoce, además, la historia, en tanto da como válido el reclamo palestino sobre la zona Oriental de la ciudad, ya que la Resolución 181, que en su parte III trata de la Ciudad de Jerusalén, indicaba:
“La Ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas…”
En su libro Israel and Palestine: Assault on the Law of Nations, Julius Stone, renombrado jurista australiano, expone:
“…de 1950 a 1967, durante la continuada e ilegal ocupación de Jerusalén Este por Jordania, la Asamblea General de las Naciones Unidas no aprobó nuevas resoluciones pidiendo (o incluso recordando) por la entidad corpus separatum”.
Además, según Barry Rubin, en un ensayo que forma parte del libroThe Middle East Enters the Twenty-first Century(editado por Robert O. Freedman):
“… durante el período 1948-1967, el lado árabe nunca consideró implementar la solución de los dos estados, transformando de Cisjordania (bajo control jordano) y la Franja de Gaza (controlada por Egipto) en un estado palestino”.
La agencia incursiona en el territorio legal, sin mencionar fuente alguna que ayude a sostener dichas consideraciones, y apunta:
“Aquel estatus para la ciudad sagrada [de capital]nunca ha sido aceptado internacionalmente, puesto que muchas potencias consideran que los asentamientos judíos son ilegales porque fueron construidos sobre tierra capturada en la guerra de Oriente Medio de 1967”.
En realidad, la Resolución 242 no menciona a Jerusalén. Y, por si quedara alguna duda al respecto, Nadav Shragai reproduce en un artículodel embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en 1967, Arthur Goldberg:
“Nunca describí a Jerusalén como un área ocupada…La Resolución 242 no se refiere a Jerusalén en modo alguno, y su omisión fue deliberada”.
El artículo de Reuters Latinoaméricafinaliza diciendo:
“La Asamblea General de la ONU aprobó por una mayoría abrumadora el reconocimiento de facto de un Estado soberano de Palestina, después de que el presidente Mahmoud Abbas instara al organismo mundial a emitir lo que según dijo era un largamente esperado ‘certificado de nacimiento’”.
Pero omite informar que la Asamblea General pasó la resolución A/RES/43/177 (15 Deciembre de 1988):
“Reconoce la proclamación del Estado de Palestina por parte del Consejo Nacional Palestino el 15 de noviembre de 1988”.
¿Cuántas veces puede nacer un mismo estado en la ONU?