Fuente: Anajnu
Mas,estas acusaciones por parte del diario chileno no son, ni mucho menos, nuevas. El 13 de agosto de 2011, Matías Rojas escribía un artículo donde defendía las declaraciones de Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, en las que hizo una comparación entre la represión estudiantil y los “métodos de represión sionista utilizados contra el pueblo palestino”.
Una comparación que, seguramente, no se le hubiese ocurrido hacer durante la dictadura de Pinochet, o sencillamente, si el ministro de interior no hubiese sido judío.
Rojas lo defendía diciendo que:
“… una avalancha de respuestas de todos los sectores políticos ha deseado desvirtuar los dichos y tergiversar su intencionalidad, aludiendo a presuntas connotaciones racistas y anti-semitas”.
Y prosiguía:
“Incluso luego de que Gajardo explicara sus palabras, disculpándose con el pueblo judío si es que el mensaje había sido malinterpretado y que éste sólo se refería a un sector minoritario dentro de círculos israelitas, el sector sionista, los medios continuaron su arremetida […] Decir que el presidente del Magisterio aludió a una “condición religiosa” constituye una gran mentira, dado que el sionismo no es una religión, sino una ideología política. La propia ONU,en su Resolución 3379 de 1975, entendió el sionismo como una forma de discriminación racial que se desprende del judaísmo”.
El problemaradica enque se han transferido los estereotipos y prejuicios típicos del antisemitismo hacia el anti-sionismo, haciendo de este una forma “aceptada” e incluso “bien vista” del antisemtismo (véase el interesante artículo de Robert Wistrichal respecto).
Pero es que, además, Rojas no menciona que dicha resolución fue anulada el 16 de diciembre de 1991 por laresolución 4686, con 111 votos a favor, 25 en contra, 13 abstenciones y 15 ausentes.
No solo no lo menciona, sino que, a partir de esa falacia,continuaba ahondando en el tema:
“En este contexto, el sionismo debe entenderse como una doctrina de sectores judíos minoritarios que impulsa la hegemonía territorial del Estado deIsrael, atentando contra la integridad de otros pueblos que habitan el Medio Oriente.[…] Dicho esto, la relación entre el ministro del Interior y círculos sionistas es muy visible para quien se dedique a investigarlo”.
Para probar los “vínculos con círculos sionistas”, escribía:
“… el ministro es nieto, por lado materno, de Mauricio Baltiansky, uno de los fundadores del Movimiento Sionista de Chile. En el año 1911… Baltiansky impulsó la creación de la primera célula sionista en el país con la ayuda del Movimiento Sionista de Argentina. Rodrigo Hinzpeter Kirberg, como su propia biografía revela, es ‘cercano’ al Comité Judío-Americano (AJC), una organización lobista que extiende su influencia y presión política no sólo a EE.UU., sino a América Latina. El Comité Judío Americano se encuentra estrechamente afiliado con la ONU a través del grupo UN Watch, el cual ha estado tras la cabeza de activistas como Richard Falk que condenan y critican el tratamiento otorgado por el gobierno israelí al pueblo palestino”.
¿Cómo, entonces, explica Rojas que la ONU haya entendido al sionismo como una “forma de discriminación racial”? Por otra parte, UN Watch, justamente, intenta velar por el trato justo hacia Israel en un organismo en el que los países musulmanes, sumandos a los no alineados, son mayoría en la Asamblea General.
En cuanto a Richard Falk, que no es un activista, sino que tiene funciones designadas por las Naciones Unidas, el diario Forward informó el 7 de julio de 2011 que el funcionario de la ONU publicó una viñeta antisemita a su blog.
Además,en su blog, Falk escribió:
“Me sentí atraído por la lucha palestina como resultado de la amistad con prominentes exiliados palestinos, cuando aún era estudiante. Me formé una creencia bien evidenciada de que el gobierno de los EE.UU. y la comunidad judía organizada eran los responsables de la confiscación masiva y continuada de tierras palestinas y los derechos”.
Para comenzar, no hubo ninguna confiscación de tierras ni derechos, sino una partición aprobada pro mayoría en las Naciones Unidas y no reconocida por los estados árabes que abortaron la posibilidad de un estado árabe palestino al oeste del río Jordán. Segundo, intentar inculpar a las comunidades judías de supuestos crímenes contra los palestinos, es lisa y llanamente, antisemita. Tercero, el funcionario de la ONU explica claramente que su sesgo anti-israelí viene de larga data: no se sintió atraído por Palestina, sino por “la lucha palestinia”, algo bien distinto, y que forma parte de un enmarque ideológico.
Por su parte, Rojas, como descubriendo un hecho secreto, informaba que:
“Hinzpeter también figura como participante de un congreso realizado entre comunidades judías latinoamericanas en noviembre de 2006, organizado por el Comité Judío-Americano en Miami. La declaración final disponible en el sitio del Comité afirma que los representantes de las diversas comunidades involucradas ‘ratifican su solidaridad con el Estado de Israel en su legitimidad histórica’”.
¿Y esto, qué prueba, más allá de que es judío y de que apoya la legitimidad de Israel? ¿Acaso el periodista no apoya la legitimidad Palestina? ¿Debe el lector, por tanto, suponer que el periodista antepone los intereses palestinos a los chilenos?
Luego, pasaba a desvariar con teorías conspirativas propias de los Protocolos de los Sabios de Sión, proponiendo que:
“Tanto en Chile como en el mundo, el lobby sionista ha ejercido un rol importante en impedir que los países reconozcan la legitimidad del Estado palestino. […] Otra de las campañas del lobby israelí en Latinoamérica ha sido la inserción de propaganda anti-iraní y discriminación generalizada contra los musulmanes. Tanto el gobierno estadounidense como el israelí han catalogado a Irán como la nueva amenaza nuclear, planteando la tesis de que tal país promueve el terrorismo islámico y busca el exterminio del pueblo judío – una suerte de Holocausto del siglo 21. La lógica de estas acusaciones puede ser fácilmente descrita como irrisoria, puesto que el propio Estado de Israel posee cientos de ojivas nucleares y tecnología militar para desplegarlas en cualquier momento…”.
Rojas parecía olvidarse de la pista judicialiraní en la Causa AMIA en la Argentina y del pedido de captura de funcionarios y ex funcionarios iraníes por su participación en dicho atentado (acaecido en Buenos Aires, el 18 de julio de 1994), que dejó un saldo de 85 muertos y 300 heridos. Al parecer, al periodista, hay muertes que le traían muy sin cuidado. Parecía, también, obviar que el hecho de que Israel tenga o no “ojivas nucleares”, no disminuyeen lo más mínimo el riesgode que una sola bomba iraní aniquile a gran parte de la población israelí y deje la tierra inhabitable durante siglos.
Por otro lado, infobae publicaba el 16 de agosto de 2012:
“‘La tierra islámica, lejos de cualquier duda,será devuelta a la nación palestina,y la falsa glándula inventada del sionismo [Israel]será borrada de la geografía mundial’,recalcó Jamenei”.
Claro que este lenguaje, para el periodista de El Ciudadano, no entraña amenaza alguna.
Entonces, Rojas introducía la tesis de que el ministro realizó su servicio militar en Israel. Hecho que, según reporta Anajnu, es falso, y que para el periodista resulta “más grave que las acusaciones emitidas por Gajardo, cuya validez ya [ha] explorado y [corroborado]”. Así, un supuesto es más grave que un hecho acaecido. Y, aunque hubiese realizado el servicio militar en Israel, sigue sin existir gravedad alguna.
Por otro lado, vaya uno a saber qué entiende Rojas por corroborar. ¿Esgrimir una resolución de la Asamblea General que ya fue anulada? ¿Publicar que una persona judía participó en un congreso de comunidades judías? ¿Que ese mismo congreso “ratifica su solidaridad con el Estado de Israel en su legitimidad histórica”? ¿Qué corrobora esta información? ¿La clara tendencia ideológica del medio, tal vez?
Rojas, para sostener su supuesto, dicía:
“Uno de los primeros periodistas en insinuar que Hinzpeter podría haber efectuado un servicio militar en Israel fue Alejandro Kirk, enuna columna publicada por El Ciudadano en 2010… mencionando… que el actual ministro ‘según versiones de prensa cuenta en su currículum una estancia en Israel tras terminar sus estudios secundarios en Chile, a la misma edad que los jóvenes israelíes hacen su servicio militar’. Como muy bienescribe un columnista de Piensa Chile, a raíz de los comentarios de Gajardo sobre posibles doctrinas aprendidas por Hinzpeter en Israel, ‘Hacer el servicio militar bajo la bandera de otro estado no es un asunto baladí. El soldado expresa su adhesión juramentada a éste y se compromete a servir «fielmente a su patria».’ ‘En el caso de Hinzpeter el asunto es aún más preocupante puesto que ostenta un cargo en el cual dispone de información reservada, confidencial y que además está llamado según la Constitución a asumir el puesto de Vicepresidente de la República en caso de ausencia del Presidente’.”
En este párrafo extenso, que se basa sobre una mera suposición, lo único que viene a demostrar es que ya existía una campaña contra Rodrigo Hinzpeter en 2010; y que el fotomontaje es tan solo un triste resumen de las teorías conspirativas del medio chileno.
Por otra parte, no importa tanto cuándo fue a Israel, sino cuánto se quedó. Un servicio militar no se hace en dos meses.
Pero, más llamtivo aún, es quede un plumazo, sionismo ha devenido sinónimo de Israel.
El periodista remataba el artículo tal como lo había empezado: afirmando la conclusión y erigiendo las premisas ad hoc.
“Sea o no buena la comparación entre lo ocurrido el pasado jueves y las condenables prácticas de Israel contra los pueblos oprimidos en Medio Oriente, es imprescindible indicar que Rodrigo Hinzpeter efectivamente posee vínculos estrechos con el sionismo”.
Básicamente: “puede que no tengamos razón, pero la tenemos”.