La siguiente carta fue enviada el 13 de septiembre de 2012 por ReVista de Medio Oriente para protestar por el empleo del término lobby judío en una información errónea.
El Mundo no la publicó.
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Señor Director,
En la crónica firmada por Francisco Carrión desde Egipto el jueves 13 de septiembre de 2012, se habla de “Un director desconocido, un mecenazgo millonario del lobby judío y un artefacto cinematográfico de fabricación casera.”
Más allá de que horas antes de la publicación de dicha crónica ya se había informado de que el supuesto director, al que el autor define como “estadounidense-israelí”, no existe, la acusación que apunta al “lobby judio” de haber producido la cinta que provocó los disturbios es muy grave y totalmente incorrecta.
Sin indicio alguno y sin corroborar la información, casi todos los medios repitieron las declaraciones del falso autor, que aseguraba haber recaudado dinero de donantes judíos. Sin embargo, el diario El Mundo fue más lejos al acusar al “lobby judío” de estar detrás. ¿A qué lobby judío se refería el periodista? ¿Al AIPAC? ¿Al AJC? En ningún momento lo especifican y cualquiera que conozca esas organizaciones comprenderá que la acusación no tiene ni pies ni cabeza.
Si los medios en general metieron la pata una vez, El Mundo lo hizo dos veces.